Silencio. [LIBRE]

por **Zarek Valentine** Miér Ene 05, 2011 10:14 am

Su estancia en Francia se había prolongado más de lo esperado, alejándolo de su ciudad natal durante casi tres años, pero al menos había sido beneficioso para sus intereses. No sólo su poder estaba en pleno auge, si no que había encontrado un catalizador perfecto para desarrollarlos. Algo malcriada de más por los excesos de sus arcas, la joven gatto no se replanteó demasiado la idea de unírsele. Y ahora, mientras ella viajaba en la caravana de carros que se dirigían a su mansión en las afueras, él se había desviado del camino, montado en una de sus nuevas adquisiciones. Y es que sólo ése percherón negro como la boca del lobo, era capaz de trasladar a Zarek sin dificultad mientras portaba su armadura pesada, llena de amenazantes púas.

Decorado con el emblema de su familia, el animal se abría paso entre los matorrales que bordeaban el río bajo la estricta dirección de su amo. Sin embargo, no tardó en detenerse, agachando su cabeza para saciar su sed. Zarek bajó de su montura, en parte oculto por el manto de sombras que cubrían la zona, aliadas inquebrantables de la noche. El yelmo hizo un ruido sordo al golpear el suelo, dejando a la vista su rostro, rodeado de largos mechones irregulares resultado del viaje, en el que su aspecto físico había sido dejado de lado para fines superiores. Y no obstante, bajo aquella armadura escarlata, bajo la cota de malla y el jubón y las calzas de cuero, había ganado bastante musculatura, no sólo por el ejercicio físico rutinario, si no también, por las eternas horas en el campo de batalla francés entre un mar de vísceras y sangre.

Se postró de rodillas en el suelo, sumergiendo sus manos cubiertas de guanteletes metálicos en la fría agua, para acto seguido, llevarse ambas manos a la nuca, refrescándose. Un viaje demasiado largo, pocas paradas y los continuos asaltos de los forajidos lo habían agotado.

-Me estoy haciendo viejo...

Apenas un leve susurro que se perdió en el silencio de la noche.

por **Aradia della Mezzanotte** Jue Ene 06, 2011 6:11 am

Perdida en la oscuridad, asi es como se sentia la joven Strega que nunca habia conocido el brillo de la luz, solo en su infancia y los primeros años de su juventud habian tenido el calor del hogar. Despues llego el desgarrador frio de la prision y de vender su cuerpo y su alma en los burdeles de Venecia.

Y ni siquiera alli podia volver esa noche, o tal vez nunca. Uno de los clientes habia pagado por sus servicios fuera del pallazo y se la habia llevado a la zona del rio. Alli sus gritos no iban a ser escuchados. Aguanto los abusos como tantas otras veces, intentando alejar su mente de alli, pero no lo consiguio.

Y entonces exploto como no lo habia hecho en toda su vida, haciendo que el corazón del hombre se parara. Despues habia llegado el miedo y el salir a la carrera por un bosque que aunque escuchaba no hacia caso y tropezaba a cada paso de su ciega carrera, torpe y lenta que le llevo hasta la orilla del rio, cayendo en sus aguas.

El problema fue que aunque sabia nadar no sabia en que direccion estaba la orilla, y la corriente iba a acabar por agotarla.

por **Zarek Valentine** Jue Ene 06, 2011 6:50 am

Se pasó ambas manos por el pelo, echándoselo hacia atrás con un largo suspiro, a la vez que volvía a incorporarse. Se alejó unos pasos de la orilla, dándole la espalda. Poco tiempo tardaron sus armas y el resto de la armadura escarlata en acompañar al yelmo, cayendo por último la cota de malla de oscuro metal. Sentía sus músculos agarrotados bajo la ropa de cuero por culpa del peso, porque a pesar de ser bastante más ligera que la de la mayoría de los guerreros, seguía siendo una armadura hecha para la guerra, para resistir embestidas y golpes. Librarse de su peso resultaba bastante gratificante en ese momento.Por empatía, quizás, se acercó a su montura, quitándole las pesadas alforjas y su propia armadura.

Fue entonces cuando la sintió acercarse. Un alma, brillante, pura, sin corrupción, que provenía del...¿del río? Zarek se giró, escrutando la oscuridad con sus ojos, hasta encontrar su paradero. Una mujer siendo arrastrada por la corriente. A pesar de lo que se podría esperar de un miembro del Loto Negro, Zarek no tardó en abarcar la distancia que lo separaba del río y sumergirse en él. Nadó contra corriente hasta alcanzar a la mujer y tras rodear su cintura con su brazo, la llevó hasta la orilla. La cogió en brazos, alejándola del agua y dejándola en el suelo, cerca de sus cosas. Se arrodilló, en busca de heridas o contusiones, pero parecía encontrarse bien.

-¿Os encontrais bien?

Preguntó con cierto tono de preocupación apenas perceptible en su voz. Abrió una de las alforjas cercanas, sacando una manta de viaje de ella y colocándosela alrededor de los hombros.

por **Aradia della Mezzanotte** Jue Ene 06, 2011 8:21 am

Cuando estaba a punto de ser engullida por la negrura de las aguas alguien la rescato de las garras de la muerte, una sombra mas oscura de lo que debia ser la propia muerte, se estremecio solo de pensar lo que podia depararle, pero en vez de dañarla simplemente la envolvio con una manta, haciendo que su cuerpo se acurrucara buscando calor y buscando protegerse de futuros golpes, habia sufrido ya tanto que no confiaba en su suerte.

Pero los golpes no llegaban y eso era lo que mas la turbaba, aquel hombre malvado segun su aura la habia salvado la vida y en vez de aprovecharse de su situación simplemente le estaba preguntando si se encontraba bien. El mundo se estaba volviendo extraño.

-¿Por que me habeis salvado? Vuestra orden tiene como objetivo destruir a la nuestra.

La joven no veia fisicamente, pero tenía la posibilidad de ver lo que otros no veian a traves de las auras, era el unico poder que la orden le permitia desarrollar. Los demas se atrofiaban por la falta de uso convirtiendola poco a poco en una criatura indefensa, muy lejana de convertirse en una amenaza para los que querian alcanzar el poder.

-De todas formas lo inevitable solo se ha retrasado unas horas, la guardia dara parte de mi.

por **Zarek Valentine** Jue Ene 06, 2011 9:00 am

La mujer había tardado bastante menos de lo que pensaba en identificar su orden. Zarek ni se inmutó por ello, limitándose a esbozar una leve sonrisa. Se puso en pie para recoger algunas ramas cercanas, dispuesto a encender una hoguera para mantener el calor y para que la pobre damisela en apuros no pillase un resfriado. Reunió un buen número y los dejó caer bruscamente al suelo.

-Parecía que no queríais morir o al menos, eso me permití deducir por vuestros chapoteos.-comentó, con cierto deje burlón, mientras cogía dos piedras para encender el fuego.-Sois una mujer que no se anda con rodeos, por eso haré lo mismo. Limitaos a creer que los Dioses os han concedido ése favor.

No estaba dispuesto a admitir que estaba cansado y que realmente, no le apetecía destripar a una mujer esa noche, por muy Strega que fuese. Además, acababa de llegar, y el Loto aún no había recibido sus informes, por lo que, tampoco le habían ordenado nada. Salvarle la vida o no, era irrelevante. Tarde o temprano acabaría en la hoguera como muchas de sus compañeras. Prolongar su sufrimiento un poco más, no lo perjudicaría a él. Las llamas empezaron a salir tímidamente, hasta que decidieron alzarse y aumentar su temperatura, calentando el ambiente y zanjando el tema. Zarek se sentó en el suelo, apoyando sus brazos en un árbol caído y descalzándose para estar más cómodo. Aflojó los cordones que ataban su jubón de cuero un poco, con la vista fija en la mujer, percatándose de su ceguera.

-No deberíais quedaros con las ropas mojadas. Tengo algunas camisas en una de las alforjas, por si deseais cambiaros hasta que vuestras ropas sequen. De momento, calentaos...Luego podeis decidir qué quereis hacer.-Sus últimas palabras le llamaron la atención. Enarcó una ceja mientras se mesaba la barbilla, algo pensativo.-¿Por qué la Guardia ha de buscaros?

por **Aradia della Mezzanotte** Jue Ene 06, 2011 2:12 pm

La joven se abrazo a las rodillas y perdio la mirada en la nada pues en realidad no la necesitaba, en su interior podia localizar su mancha negra por encima de la verde de la floresta y la roja vital del caballo, no era un hombre normal ni un miembro normal de su orden, habia algo tras tanta negrura, tal vez lo que habia hecho que no la sacrificara en ese instante, pues tenia claro que no habian sido los Dioses los que le habían hecho el regalo de la vida.

-Los Dioses nunca me han regalado nada, todo en esta vida tiene un precio y mas cuando estas maldita.

Obedecio, mas por la costumbre de obedecer que por el verdadero deseo de protegerse de una enfermedad, pocas eran las que la afectaban en ese sentido, y tal vez en esa sujerencia encontro el pago a su salvación, siempre era el mismo pago. Se libro del manto y el vestido, liberando su cuerpo de la jaula de su don de fascinación, revelandose ante él como una aparición casi divina, tan bella que no podia ser humana.

Pero lo era y por eso emitio un gemido de dolor cuando la luna borro de su piel las marcas de tinta que su orden le obligaba a lucir.

Se arrodillo en el suelo despues, de forma sumisa, tal como lo haria una mujer habituada a comerciar con su cuerpo.

-Acabo de matar a un noble, señor. Y si no me mata la guardia lo hara lo que queda de mi orden.

Ella tenia prohibido usar su poder para defenderse, debia pagar por haberlos traicionado, aunque en realidad ningun pecado manchara su conciencia.

por **Zarek Valentine** Jue Ene 06, 2011 2:45 pm

Observó cada uno de sus movimientos, apreciando cada una de las variantes. Sus palabras carecían de sentido para él, acostumbrado como estaba a obtener todo lo que deseaba sin tener que pagar precios o rezar a sus dioses oscuros. Cuando se quiso dar cuenta, contemplaba su cuerpo desnudo, cubierto de tatuajes, con cierta fascinación, siendo avivado el deseo reprimido de todos esos años. Y de repente, cuando ella cayó al suelo mientras la tinta desparecía de su piel, ésa llama prendida en su interior se esfumó como si nunca hubiese existido, dejándole cierto matiz amargo en la boca.

Sin embargo, el dolor pareció no durar demasiado en la joven, que se le ofrecía de rodillas para que hiciese lo que quisiera con ella. Zarek se incorporó, cogiendo de la alforja previamente abierta una larga camisa de lino blanco. Se acercó a ella, pasándola por su cabeza y cubriendo su cuerpo desnudo.

-No tenéis que pagarme, no tengo intención de forzaros, Strega.-respondió a su muda proposición, mientras volvía a pasarle la manta por los hombros y recogía sus ropajes, para colgarlos cerca del fuego. Escuchó sus palabras, meditándolas.-No tienen porqué culparos a vos, el Bosque está lleno de forajidos que podrían haber cometido el crimen... o podría haber muerto por causas naturales. No debeis preocuparos demasiado, mañana no será más que sobras de carroña a merced de los animales.

Comentó con calma, como si estuviese acostumbrado a deshacerse de cadáveres todos los días. Realmente lo estaba, pero ésos eran detalles irrelevantes con el caso actual. Cierto era que cualquiera podría haber acabado con la vida del noble, pero, a pesar de eso, la joven parecía estar bastante preocupada y resignada frente al destino que le esperaba.

-Si no queréis morir, como habéis demostrado antes... ¿Qué deseáis hacer? ¿Libraros del cadáver? ¿Sobornar a la Guardia? ¿Morir,quizás?

por **Aradia della Mezzanotte** Jue Ene 06, 2011 3:04 pm

Acababa de romper sus esquemas, el habia controlado el impulso de la maldicion y en vez de tomar su cuerpo como hacian todos la habia cubierto y envuelto con mimo y eso despierta en ella el dolor reprimido durante años de sufrir la vida de cortesana en silencio, su alma grita en forma de lagrimas todo lo que su voz callaba, la necesidad de ser algo mas que un objeto que tiene un valor en el mercado, de sentir algo mientras un cuerpo se une al suyo o de sentir una simple caricia que no este tildada de lujuria.

-¿Por que oscuridad esta noche estas protegiendo a una luz perdida? ¿Por que no intentas apagarla? Es lo que todos hacen...-la ultima frase estaba teñida por la resignación.

Le sorprende de nuevo su pregunta, y se toma su tiempo para responder, pues no es su preocupación por el muerto lo que apresa y axfisia su corazón, es la certeza de que se esta ahogando en aquel circulo vicioso que es su vida, que con cada venta que hace de su cuerpo se muere un poco por dentro, que esta harta de de ser juzgada y rechazada por los suyos, no quiere volver a someterse a las marcas de tinta.

-No quiero volver a mi vida, no quiero volver a entregar mi cuerpo sin sentir el fuego en mi corazón, no quiero ser juzgada, no quiero volver a sentir las agujas de tinta en mi piel... Quiero ser libre...

por **Zarek Valentine** Vie Ene 14, 2011 4:55 am

No pudo evitar soltar una profunda carcajada. No tenía una respuesta al porqué ayudaba a la Strega, pero tampoco era la primera vez que hacía algo así. Años atrás, había ayudado a otra en un enfrentamiento en el mercado negro. Aunque más que enfrentamiento, había sido una muestra de su habilidad con las armas blancas. Jade. Una parte de él se preguntó qué habría sido de ella, pero todo pensamiento relacionado con la otra strega se esfumó ante las lágrimas. Se quedó en silencio, más tiempo del que debería, con la mente en un recuerdo acontecido décadas atrás.

-No oséis compararme con los otros mortales...

Y en su tono de voz no se lograba discernir si lo decía con desprecio o simplemente con resignación. Sus siguientes palabras lo dejaron ligeramente sorprendido. Sólo ligeramente. En esa ciudad, como en todas por las que había pasado en su viaje a Francia, la gente no se conformaba con su propia vida, siempre aspiraban a más, anhelaban la vida de otros. Zarek no era como ellos. Él se conformaba con lo que tenía. Una casa, una fortuna capaz de complacer todos sus caprichos, suficiente poder como para tener parte de Venecia en sus manos... Sólo faltaba su venganza. Una venganza que se clavaba en su corazón como una espina envenenada, quitándole horas de sueño que contrarrestaban las drogas.

-No me sorprende. Vuestra Orden tiene los días contados.-contestó, volviendo a situarse bajo su coraza de frialdad e indiferencia.-¿Y cómo he de llamarte, futura ex-strega?

por **Aradia della Mezzanotte** Vie Ene 14, 2011 6:23 am

-No oso compararos con otros mortales, señor, pero no estoy acostumbrada a que alguien me de algo de forma gratuita, siempre hay un pago por ellos, y vos me habeis salvado y me estais dando cobijo, y no habeis pedido el precio que alguien pediria si hubiera rescatado a una de las cortesanas de Venecia, y no lo haceis por preservar el amor de ninguna doncella, asi que no puedo evitar estar intrigada y sorprendida.

Sabia que no habia amor en su vida, en su aura no aparecia ningun color relacionado con esa emocion, lujuria si, pero estaba dormida. Lo que si habia era corrupción y a la vez tormento, era extraño, el tormento no era algo comun entre los miembros del loto negro, pero estaba ahi, tan presente en su Aura que llego a extender su mano para acariciar la energia.

-Aradia.-Contesto a la pregunta del hombre.-Aunque la mayoria me llama Selene.-Su nombre de Cortesana.-¿Cual es el vuestro?

Deberia de estar aterrorizada, pero la presencia del caballero le estaba resultando especialmente tranquilizadora, alejando a los fantasmas de lo que acaba de ocurrir. Las heridas de la joven desaparecian de su rostro ante los ojos del mago.

por **Zarek Valentine** Jue Ene 20, 2011 9:53 am

El silencio había mellado en él más de lo normal en los últimos momentos. Pequeños lapsos de tiempos en los que los únicos sonidos procedían de los grillos y del incesante viento que agitaba las ramas de los sauces cercanos. Se mesó la barbilla, cubierta por la barba de varios, mientras sopesaba sus palabras con exasperante calma.

-Para mi no erais más que una simple mujer atrapada en la corriente del río Stregano. No conocía vuestra condición de cortesana y, aunque así hubiese sido, hubieseis recibido el mismo trato por mi parte. No tengo intención alguna de forzaros. Tanto como mujer como bruja, no me resultáis un problema. Podría liquidaros aquí mismo e irme sin remordimientos tras haberme deshecho de vuestro cadáver. Y sin embargo, no me habéis dado motivo alguno para hacerlo, a pesar de ser claros enemigos.

La monotonía de su voz no expresaba ningún sentimiento, ninguna muestra de sus verdaderos motivos. Motivos, que con el paso de los años y de las décadas, permanecería ocultos. Razones, por las que la indiferencia seguía siendo su mejor arma. Él era un guerrero, un asesino, un hombre que disfrutaba con la muerte. No había lugar para sentimientos en su vida, salvo la venganza.

-Aradia.-repitió, denegando a su vez su nombre de cortesana, interesado más en la bruja que en su oficio.- Zarek.

por **Aradia della Mezzanotte** Jue Ene 20, 2011 12:28 pm

Puede que aradia no pudiera ver fisicamente, pero con ella estaba mas expuesto que con ninguna otra mujer pues ella podia ver mas alla de su apariencia para ver lo que se escondia tras su piel, y siguio dejanzo que la oscuridad de su esencia bailara con la luz de su propia aura, hasta el momento el contacto con los miembros de la orden enemiga habia sido desagradable para ella.

-Os debo la vida, Zarek.-En mas de un sentido.-Y lo unico que tengo que ofreceros es mis servicios, soy buena sanadora y a las cortesanas no solo nos educan para el placer, se tocar la lira y tejer-Aunque le tenian que dar los colores de lana correcto.-Ademas no tengo donde regresar mas que la habitacion de un prostibulo, no quiere ser un juguete de tantas manos... Aceptaria servirosa a vos en ese sentido, e incluso a vuestros invitados, pero no quiero volver a saber que mi dignidad se paga en florines.

Se acerco un poco mas a él y le acaricio el rostro con suavidad, esperando que su tacto no le hiriese como hasta el momento habia ocurrido con los lotos con los que se habia cruzado.

por **Zarek Valentine** Sáb Ene 22, 2011 3:30 am

Enarcó una ceja ante sus palabras, consciente de que ésa proposición traería problemas consigo. No pareció inmutarse cuando la mano de la mujer se posó sobre su mejilla, quizás con más confianza de la que debería tener con él, de eso estaba seguro. Su tacto le resultaba frío, ligeramente molesto, como si su roce despertase un hormigueo sobre su piel. Cogió su muñeca, separándola de su rostro, pero sin soltarla.

-¿Por qué habría de necesitaros precisamente a vos, teniendo un gatto en mi poder?-preguntó, con aquel tono de voz siseante que ponía ante situaciones que no sabía controlar.-Sirve a tus dioses, como yo sirvo a los mios. No correré a cargo de vuestra vida, Aradia.

Fue entonces cuando soltó su mano, retrocediendo a dónde había dejado su armadura escarlata para ponérsela de nuevo, pieza a pieza. El sonido de las piezas de metal entrechocando fue el único signo claro de que se marchaba a su casa al fin. Tras colocar la armadura a su montura y las alforjas sobre ésta, se puso el yelmo. Observó por última vez a Aradia, allí de pie, llevando su camisa de lino que le quedaba demasiado grande, con aquel aspecto de cachorro abandonado. Se subió al caballo,dispuesto a irse, e incluso ya se había puesto en marcha. Pero se detuvo, dando la vuelta y volviendo junto a la strega. Colocó una mano sobre su hombro, para indicarle su posición.

-Un caballero nunca deja a una dama sola...-comentó casi de forma trivial, mientras se inclinaba más sobre el caballo para levantarla sin demasiada dificultad y sentarla frente a él.-Ya buscaré alguna tarea que podáis realizar por mi... Tu nuevo hogar te espera.

por **Aradia della Mezzanotte** Lun Ene 24, 2011 1:08 pm

Penso que iba a dejarla allí, a merced de los dioses los cuales llevaban toda su vida castigandola por pecados que probablemente ella no habia conocido. Sintio la resignacion destrozar los restos de lo que quedaba de su corazón y de su esparanza, mientras se hacia a la idea de volver a vender su cuerpo.

Entonces los cascos del animal retrocedieron y sintio el roce en su hombro, viendose alzada por él y sentada sobre la grupa del caballo, delante del hombre. No le atosigo con palabras, Aradia no era del tipo de mujer que desperdiciaba las palabras de forma vana.

-Gracias.

Fue lo unico que dijo, mientras buscaba apoyo contra su cuerpo en la cabalgata que la llevaria a una nueva vida.

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