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Palazzo di La Morta Lunna
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Sydonai Cavalleri
Francesco Foscari
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Palazzo di La Morta Lunna
Situado en las afueras de la ciudad de la Luz, cerca del cementerio, se eleva el ostentoso Palazzo di la Morta Luna, residencia y punto de parada fijo para todos los vampiros, y morada del Príncipe no muerto Zeihar Ith'Inarien desde más de medio siglo.
Oscuridad, decadencia, antiguedad, lujo y despilfarro se respiran en el ambiente, iluminado a base de caros candelabros de oro y decoradas lámapras sujetavelas que guelgan del techo derramando lágrimas de cristal. Los pasillos recubiertos de mármol negro y rojo, adornados con filigranas doradas, muesntran una singular colección de esculturas, libros antiguos y obras de arte, formando una envidada y cara colección de objetos reseñables...
El antiguo y hermoso edificio cuenta con una gran salón de baile en la planta de abajo y unas deshabitadas cocinas junto a las antiguas habitaciones de servicio, cercad e las cuales está también la entrada al viejo sótano, comunicado con el alcantirllado y las catacumbas de la ciudad por unas viejas galerías oscuras y húmedas.
La sala de armas y combate pueden encontrarse en la planta primera, subiendo las escaleras recubiertas con terciopelo negro, múltiples y ostentosas habitaciones para los vampiros residentes en la segunda... y otros cuartos dedicados a otro tipo de fines más morbosos y sádicos, equipados con la última tecnología traída por la misma Inquisición para torturar...
Pocos saben lo que hay en la tercera palanta, reservada exclusivamente al Príncipe Vampiro, a la cual no se puede acceder sin obtener permiso previo.
Oscuridad, decadencia, antiguedad, lujo y despilfarro se respiran en el ambiente, iluminado a base de caros candelabros de oro y decoradas lámapras sujetavelas que guelgan del techo derramando lágrimas de cristal. Los pasillos recubiertos de mármol negro y rojo, adornados con filigranas doradas, muesntran una singular colección de esculturas, libros antiguos y obras de arte, formando una envidada y cara colección de objetos reseñables...
El antiguo y hermoso edificio cuenta con una gran salón de baile en la planta de abajo y unas deshabitadas cocinas junto a las antiguas habitaciones de servicio, cercad e las cuales está también la entrada al viejo sótano, comunicado con el alcantirllado y las catacumbas de la ciudad por unas viejas galerías oscuras y húmedas.
La sala de armas y combate pueden encontrarse en la planta primera, subiendo las escaleras recubiertas con terciopelo negro, múltiples y ostentosas habitaciones para los vampiros residentes en la segunda... y otros cuartos dedicados a otro tipo de fines más morbosos y sádicos, equipados con la última tecnología traída por la misma Inquisición para torturar...
Pocos saben lo que hay en la tercera palanta, reservada exclusivamente al Príncipe Vampiro, a la cual no se puede acceder sin obtener permiso previo.
Re: Palazzo di La Morta Lunna
En efecto, las palabras de quien la ha guíado hasta este lugar, le han resultado irresistibles, viéndole de un modo muy diferente al que mucha gente le vería, no ve al líder de los de su raza, ni al monstruo que sesga la vida de personas, ve a un apuesto príncipe oscuro, cuyo tenebroso halo para ella no es otra cosa que fascinante... Y encima le ha prometido un arpa y vestidos, y eso para ella es suficiente como para haberle seguido a ciegas hasta el ostentoso palacio.
-Será nuestro secreto, sí... -Es lo último que ha dicho antes de dejarse apartar, con una sonrisa en los labios, los rizos que caían sobre su rostro delicado, y se ha mantenido todo el camino en silencio, nuevamente absorta en cosas que probablemente nada tengan que ver con él ni con el trayecto recorrido, limitándose a seguirle sin soltar su mano, en un agarre suave, casi efímero, pero que ha mantenido todo el camino dejándose guíar.
Y ahora sus ojos claros observan el edificio que se eleva majestuoso frente a ellos maravillada, fascinada, antes de clavarlos en Zeihar:
-Tu casa es muy hermosa -Dice, rompiendo el silencio que hasta ahora les había acompañado- Es como si estuviese construída a la medida perfecta de tu imagen... -Comenta, volviendo a sonreír de esa forma tan inocente que resulta inquietante.
-Será nuestro secreto, sí... -Es lo último que ha dicho antes de dejarse apartar, con una sonrisa en los labios, los rizos que caían sobre su rostro delicado, y se ha mantenido todo el camino en silencio, nuevamente absorta en cosas que probablemente nada tengan que ver con él ni con el trayecto recorrido, limitándose a seguirle sin soltar su mano, en un agarre suave, casi efímero, pero que ha mantenido todo el camino dejándose guíar.
Y ahora sus ojos claros observan el edificio que se eleva majestuoso frente a ellos maravillada, fascinada, antes de clavarlos en Zeihar:
-Tu casa es muy hermosa -Dice, rompiendo el silencio que hasta ahora les había acompañado- Es como si estuviese construída a la medida perfecta de tu imagen... -Comenta, volviendo a sonreír de esa forma tan inocente que resulta inquietante.
Sydonai Cavalleri- Vampiro
- Cantidad de envíos : 92
Fecha de inscripción : 11/10/2009
Re: Palazzo di La Morta Lunna
- Es posible... - asiento con voz susurrante cuando ella rompe el mágico a la vez que mágico y tenebroso silencio que nos ha acompañado en todo el trayecto. - ... Quizá por eso la escogí.
Entramos, y dejo que ella se impreisone por el lujo de oro y gemas, cuadros y estatuas, lámparas de velas que decoran la gran entrada, revestido suelo techo y paredes de mármol rojo y negro. Le sonrío como un encantado príncipe que le enseña cuán hermoso es el castillo donde ahora vivirá su princesa. Pues a fin de cuentas, soy el Príncipe, y hago gala de tal título.
La conduzco por las escaleras cubiertas por terciopelo negro, sosteniendo su mano como si fuera de cara poderlana, y la guí hasta mi dominio en el castillo vampírico, el Tercer Piso.
Una piedra negra veteada de gris nos observa en la boca del lobo que forma la ernorme cerradura que mantiene las puertas cerradas, puertas que sólo yo y unos pocos más podemos abrir, protegidas por antiguos hechizos de magos que me sirvieron una vez hace muchos años, que terminarían muriendo amis órdenes, o que quizá yo mismo maté.
Mi mano acaricia la esfera de peidra negra, ésta gira de forma automática entre los colmillos del lobo, y la puerta se abre por sí sola.
Le hago una indicación a la joven para que pase, soltando al fin su mano, y dejo que husmee por toda la planta.
Me dirijo a un cuarto con caros asientos tapizados en terciopelo, y con múltiples armarios. Señalo uno de ellos cuando ella al fin se acerca.
- Ábrelo y escoge el vestido que prefieras.
Entramos, y dejo que ella se impreisone por el lujo de oro y gemas, cuadros y estatuas, lámparas de velas que decoran la gran entrada, revestido suelo techo y paredes de mármol rojo y negro. Le sonrío como un encantado príncipe que le enseña cuán hermoso es el castillo donde ahora vivirá su princesa. Pues a fin de cuentas, soy el Príncipe, y hago gala de tal título.
La conduzco por las escaleras cubiertas por terciopelo negro, sosteniendo su mano como si fuera de cara poderlana, y la guí hasta mi dominio en el castillo vampírico, el Tercer Piso.
Una piedra negra veteada de gris nos observa en la boca del lobo que forma la ernorme cerradura que mantiene las puertas cerradas, puertas que sólo yo y unos pocos más podemos abrir, protegidas por antiguos hechizos de magos que me sirvieron una vez hace muchos años, que terminarían muriendo amis órdenes, o que quizá yo mismo maté.
Mi mano acaricia la esfera de peidra negra, ésta gira de forma automática entre los colmillos del lobo, y la puerta se abre por sí sola.
Le hago una indicación a la joven para que pase, soltando al fin su mano, y dejo que husmee por toda la planta.
Me dirijo a un cuarto con caros asientos tapizados en terciopelo, y con múltiples armarios. Señalo uno de ellos cuando ella al fin se acerca.
- Ábrelo y escoge el vestido que prefieras.
Zeihar Ith'Inarien- Príncipe de los Vampiros
- Cantidad de envíos : 157
Fecha de inscripción : 07/10/2009
Localización : Donde nunca imaginarías...
Re: Palazzo di La Morta Lunna
Cualquier persona, al entrar, comentaría algo sobre la decoración lujosa de oro y piedras preciosas, sobre las obras de arte, tanto cuadros como esculturas, que se alzan majestuosas, o sobre la hermosura del mármol y sus colores revistiendo paredes, suelo y techo... Ella, sin embargo, observa la majestuosidad del edificio y su decoración, fascinada, sí, pero no lo hace durante más de un par de segundos, porque se fija en otra cosa mucho más pequeña en apariencia y que, sin embargo, llama su atención como si tuviese mucho más interés que todas las maravillas que les rodean:
-¡Has sonreído! -Exclama, maravillada, como si ese gesto en él superase con creces todo el lujo que hay a su alrededor, como si ese decorado perdiese del todo la importancia y el valor, pasando a un segundo plano, cuando ella se fija únicamente en esa sonrisa- Sonreír te hace ver más hermoso aún -Comenta con su dulce y aguda vocecita- En el mercado no sonreías, por eso pensaba que yo te desagradaba... -Susurra pensativa- Pero no te desagrado, ¿a que no?
Le sigue por las hermosas escaleras, en un ascenso en el que lo observa todo un par de veces pero fijándose finalmente únicamente en él, no en lo que hace con la negra esfera y en como las puertas se abren, porque ni se ha fijado en que hubiera puertas o se acabasen de abrir, sino en él, como si fuese donde reside la verdadera magia.
Cuando suelta su mano, obedece a su indicación, adentrándose y contemplando la sala con admiración, aunque nuevamente durante tan solo segundos, porque enseguida le sigue al cuarto lleno de armarios, escuchando lo que dice y asintiendo, creando un nuevo juego de tirabuzones dorados que caen sobre su rostro y ella enseguida aparta para ver bien el armario señalado, al que se dirige y que abre, observando todos los vestidos que hay dentro.
Realmente ella también tenía algun que otro traje de su anterior vida burguesa, pero muchos los perdía o rompía por no ser cuidadosa, y acaba mezclando prendas caras con harapos sin ser ni consciente, o vistiendo sábanas como era el caso aquel día. Y, aún así, le encanta la idea de tener más ropa, sin importarle exactamente su calidad, solo lo que a sus ojos ella vea como bonito.
Quizá por eso no escoge un vestido de entre los más recargados y caros, adornados con gemas preciosas y bordados con hilos de oro, que los hay y muchos, sino que, paradojicamente, se decanta por uno de los más sencillos, puede que incluso el más sencillo de todos. Es un palabra de honor encorsetado cuya larga falda tiene algo de vuelo, de un color entre azul y verde, aturquesado, que recuerda a sus ojos, pero no tiene más adorno que pequeños brillantes en el borde del corsé y al final de la falda.
-Me gusta este -Dice finalmente, sonriendo de esa forma tan suya, como esperando su aprobación.
-¡Has sonreído! -Exclama, maravillada, como si ese gesto en él superase con creces todo el lujo que hay a su alrededor, como si ese decorado perdiese del todo la importancia y el valor, pasando a un segundo plano, cuando ella se fija únicamente en esa sonrisa- Sonreír te hace ver más hermoso aún -Comenta con su dulce y aguda vocecita- En el mercado no sonreías, por eso pensaba que yo te desagradaba... -Susurra pensativa- Pero no te desagrado, ¿a que no?
Le sigue por las hermosas escaleras, en un ascenso en el que lo observa todo un par de veces pero fijándose finalmente únicamente en él, no en lo que hace con la negra esfera y en como las puertas se abren, porque ni se ha fijado en que hubiera puertas o se acabasen de abrir, sino en él, como si fuese donde reside la verdadera magia.
Cuando suelta su mano, obedece a su indicación, adentrándose y contemplando la sala con admiración, aunque nuevamente durante tan solo segundos, porque enseguida le sigue al cuarto lleno de armarios, escuchando lo que dice y asintiendo, creando un nuevo juego de tirabuzones dorados que caen sobre su rostro y ella enseguida aparta para ver bien el armario señalado, al que se dirige y que abre, observando todos los vestidos que hay dentro.
Realmente ella también tenía algun que otro traje de su anterior vida burguesa, pero muchos los perdía o rompía por no ser cuidadosa, y acaba mezclando prendas caras con harapos sin ser ni consciente, o vistiendo sábanas como era el caso aquel día. Y, aún así, le encanta la idea de tener más ropa, sin importarle exactamente su calidad, solo lo que a sus ojos ella vea como bonito.
Quizá por eso no escoge un vestido de entre los más recargados y caros, adornados con gemas preciosas y bordados con hilos de oro, que los hay y muchos, sino que, paradojicamente, se decanta por uno de los más sencillos, puede que incluso el más sencillo de todos. Es un palabra de honor encorsetado cuya larga falda tiene algo de vuelo, de un color entre azul y verde, aturquesado, que recuerda a sus ojos, pero no tiene más adorno que pequeños brillantes en el borde del corsé y al final de la falda.
-Me gusta este -Dice finalmente, sonriendo de esa forma tan suya, como esperando su aprobación.
Sydonai Cavalleri- Vampiro
- Cantidad de envíos : 92
Fecha de inscripción : 11/10/2009
Re: Palazzo di La Morta Lunna
La observo largamente manteniendo la sonrisa como si mi rostro fuera un cuadro imperturbable. Mis ojos se vulven sagaces, intensos durante un instante.
- Claro que no. Si me desagradaras no te habría traído hasta aquí - le digo, sabiendo que en estos momentos sólo parece tener ojos para mí.
Lo cual sinceramente, me encanta. Observo con inte´res vago cómo ella abre el armario y cmienza a curiosear todo lo que encuentra, buscando seguramente algo medianamente acorde a sus extravagantes y cambiantes gustos, seguramente casi tan cambiantes como ella en sí misma. Una veleta agitada por el viento en todas direcciones.
- Puedes quedártelo, si te gusta - le digo, cuando por fin parece haberse decantado por uno de ellos - Esa de ahí era mi hermana...
Señalo un cuadro en una de las paredes, que muestra una hermosa muchacha de pelo rubio, mirada dulce y sonrisa algo nostálgica, como una virgen plasmada en una pintura que, por el desgaste,aparenta de sobra los años que tiene.
Todo lo ocntrario que un servidor...
- Claro que no. Si me desagradaras no te habría traído hasta aquí - le digo, sabiendo que en estos momentos sólo parece tener ojos para mí.
Lo cual sinceramente, me encanta. Observo con inte´res vago cómo ella abre el armario y cmienza a curiosear todo lo que encuentra, buscando seguramente algo medianamente acorde a sus extravagantes y cambiantes gustos, seguramente casi tan cambiantes como ella en sí misma. Una veleta agitada por el viento en todas direcciones.
- Puedes quedártelo, si te gusta - le digo, cuando por fin parece haberse decantado por uno de ellos - Esa de ahí era mi hermana...
Señalo un cuadro en una de las paredes, que muestra una hermosa muchacha de pelo rubio, mirada dulce y sonrisa algo nostálgica, como una virgen plasmada en una pintura que, por el desgaste,aparenta de sobra los años que tiene.
Todo lo ocntrario que un servidor...
Zeihar Ith'Inarien- Príncipe de los Vampiros
- Cantidad de envíos : 157
Fecha de inscripción : 07/10/2009
Localización : Donde nunca imaginarías...
Re: Palazzo di La Morta Lunna
Frunce el ceño largamente por unos instantes, como si acabase de percatarse de algo, mirámdole a él antes de, lentamente, negar con la cabeza repetidas veces, con lo cual de nuevo desordena sus rizos dorados levemente, como si jugueteasen alrededor de su delicado rostro:
-Cuando mantienes tanto tiempo la sonrisa, pierde la magia -Susurra en tono de desaprobación- Y entonces pareces... apagado... como si te envolviese... el tedio... -Añade pensativa- ¿Siempre te encuentras así? -Pregunta en voz muy baja, como si hacerlo en un tono de voz alto pudiese quitarle veracidad a las palabras que, en su loca mente, conforman una verdad universal.
Su expresión cambia, pasando de pensativa y desaprobatoria, a ilusionada y alegre, cuando dice que puede quedarse con ese vestido. Y, como si le acabase de regalar alas para volar, se planta de un salto frente a él, poniéndose de puntillas y robándole un fugaz y suave beso de los labios, casi un roce tan sútil como la caricia de una brisa:
-¡Muchas gracias, eres muy amable! -Exclama tan tranquila. Y es que, para ella, no ha hecho nada malo ni fuera de lo común, ella considera que, si alguien es su hermano, ese gesto es el adecuado. Y como él ha dicho que puede ser su hermana...
Eso explica que, despreocupada por completo, corretee en dirección al cuadro, alzando una de sus manos hacia el rostro de la muchaha y pasándola por delante pero sin tocar el lienzo, como si tuviese miedo de estropearlo pero no pudiese evitar el gesto de acariciarlo y se limitase a dar una caricia al aire:
-Ella... Era muy bonita... -Comenta en un susurro.
Tras eso se aparta del cuadro encaminándose junto al armario y, nuevamente, como si no hubiese nada de incorrecto en lo que hace, se deshace de la sábana que ocultaba su esbelto cuerpo de finas curvas, como esculpidas por una deidad griega, y tez, obviamente, blanca en lo extremo. Y lo hace sin importarle si él la está observando o no, porque claro, es su hermano, y, por tanto, da igual si la ve desnuda.
Una vez la sábana cae a sus pies, comienza a colocarse la falda del vestido, y, después, el corsé, peleándose con las tiras de este último para poder abrochárselas en la espalda.
-Cuando mantienes tanto tiempo la sonrisa, pierde la magia -Susurra en tono de desaprobación- Y entonces pareces... apagado... como si te envolviese... el tedio... -Añade pensativa- ¿Siempre te encuentras así? -Pregunta en voz muy baja, como si hacerlo en un tono de voz alto pudiese quitarle veracidad a las palabras que, en su loca mente, conforman una verdad universal.
Su expresión cambia, pasando de pensativa y desaprobatoria, a ilusionada y alegre, cuando dice que puede quedarse con ese vestido. Y, como si le acabase de regalar alas para volar, se planta de un salto frente a él, poniéndose de puntillas y robándole un fugaz y suave beso de los labios, casi un roce tan sútil como la caricia de una brisa:
-¡Muchas gracias, eres muy amable! -Exclama tan tranquila. Y es que, para ella, no ha hecho nada malo ni fuera de lo común, ella considera que, si alguien es su hermano, ese gesto es el adecuado. Y como él ha dicho que puede ser su hermana...
Eso explica que, despreocupada por completo, corretee en dirección al cuadro, alzando una de sus manos hacia el rostro de la muchaha y pasándola por delante pero sin tocar el lienzo, como si tuviese miedo de estropearlo pero no pudiese evitar el gesto de acariciarlo y se limitase a dar una caricia al aire:
-Ella... Era muy bonita... -Comenta en un susurro.
Tras eso se aparta del cuadro encaminándose junto al armario y, nuevamente, como si no hubiese nada de incorrecto en lo que hace, se deshace de la sábana que ocultaba su esbelto cuerpo de finas curvas, como esculpidas por una deidad griega, y tez, obviamente, blanca en lo extremo. Y lo hace sin importarle si él la está observando o no, porque claro, es su hermano, y, por tanto, da igual si la ve desnuda.
Una vez la sábana cae a sus pies, comienza a colocarse la falda del vestido, y, después, el corsé, peleándose con las tiras de este último para poder abrochárselas en la espalda.
Sydonai Cavalleri- Vampiro
- Cantidad de envíos : 92
Fecha de inscripción : 11/10/2009
Re: Palazzo di La Morta Lunna
Me río por lo bajo relajando mi expresión cuando ella me hace el comentario aludiendo a mi sonrisa. Me acerco a la jamba de la puerta y me apoyo en ella con los brazos cruzados ante el pecho. Aunque mi rostro ligeramente descolocado por una sonrisa ambigua siga siendo como el de una statua perenne, adopto cierta pose de despreocupación inherente, debo añadir, a mi persona,... bueno, mi "persona".
La chiquilla se aerca a mi, grácil como una gacela, y planta sus labios sobre los míos de forma fugaz. Yo no me muevo, no porque no lo haya isto venir, sino porque... ¿por qué no? Si es su forma de agradecérmelo, me parece bien y procedente.
Observo con mis ojos ultramar, en una intensa mirada zafiro, el cuadro de mi difunta hermana, cuyo nombre ni recuerdo... y a la que yo mismo maté, cuando la sed me obligó a buscar nuevas víctimas. Me quedo un momento embelesado por el desgastado retrato de aquella hermosa mujer joven de cabellos dorados y ojos azu intenso, sumido en mis propios pensamientos. Hasta que al fin el desnudo de la joven vampiresa logra atraer mi atención.
Tan hermosa y atrayente como cualquier otra de su especie, nada que, realmente, no haya visto ya... Pero eso no me impide dar unos silenciosos pasos hacia ella, sesgando más mi sonrisa, hasta deslizar mis dedos blancos de uñas cristalinas para abrochar por detrás el corsé con brillantes, acariciando su piel al tiempo que cierro la prenda en torno a su cuerpo con una precisión demasiado irresistible.
- Se llamaba Inaria - susurro casi con sensualidad... o más bien sin el "casi" - Veo que... te está perfectamente.
La chiquilla se aerca a mi, grácil como una gacela, y planta sus labios sobre los míos de forma fugaz. Yo no me muevo, no porque no lo haya isto venir, sino porque... ¿por qué no? Si es su forma de agradecérmelo, me parece bien y procedente.
Observo con mis ojos ultramar, en una intensa mirada zafiro, el cuadro de mi difunta hermana, cuyo nombre ni recuerdo... y a la que yo mismo maté, cuando la sed me obligó a buscar nuevas víctimas. Me quedo un momento embelesado por el desgastado retrato de aquella hermosa mujer joven de cabellos dorados y ojos azu intenso, sumido en mis propios pensamientos. Hasta que al fin el desnudo de la joven vampiresa logra atraer mi atención.
Tan hermosa y atrayente como cualquier otra de su especie, nada que, realmente, no haya visto ya... Pero eso no me impide dar unos silenciosos pasos hacia ella, sesgando más mi sonrisa, hasta deslizar mis dedos blancos de uñas cristalinas para abrochar por detrás el corsé con brillantes, acariciando su piel al tiempo que cierro la prenda en torno a su cuerpo con una precisión demasiado irresistible.
- Se llamaba Inaria - susurro casi con sensualidad... o más bien sin el "casi" - Veo que... te está perfectamente.
Zeihar Ith'Inarien- Príncipe de los Vampiros
- Cantidad de envíos : 157
Fecha de inscripción : 07/10/2009
Localización : Donde nunca imaginarías...
Re: Palazzo di La Morta Lunna
Se fija en como relaja su expresión y sonríe, nuevamente de esa forma inocente pero peligrosa porque no indica que puede estar pasando por su enfermiza cabeza que la convierte en una criatura aparentemente ingenua y dulce capaz de tener los más macabros pensamientos y tomárselos como algo totalmente positivo. Pero esta vez no hay nada de eso, simplemente es una sonrisa que corresponde a la de él, aunque la suya sea mucho más natural que la correspondida, cosa que intuye levemente aunque no comprende.
-Pareces... una escultura... de mármol... -Murmura confundida, parpadeando un par de veces antes de darse la vuelta para regresar a la tarea de vestirse.
No se mueve cuando él se acerca de esa forma silenciosa y comienza a abrochar, con dedos acariciantes sobre su blanca piel, las tiras del corsé. Siente algo muy ligero y sutil, como una sensación hormigueante, ante ese gesto, pero no es algo que se manifieste de forma exagerada, quizá porque su mente está en otro sitio, quizá porque esté demasiado acostumbrada a ese tipo de gestos.
Sencillamente se gira, sin captar el tono seductor de su voz, como si para ella fuese un tono normal, sonriendo aún de esa forma demasiado inocente como para ser inocente:
-Es un nombre bonito... -Susurra con su aguda y melódica voz, apartándose un par de tirabuzones dorados del rostro aunque enseguida caen de nuevo sobre este- ...Gracias -Añade educadamente a lo del vestido- Pero... ¿Por qué me lo has regalado? -Inquiere con curiosidad- Yo no te he traído nada... -A ella su madre, a la que practicamente tenía olvidada, le había dicho que había que corresponder a los regalos de los caballeros, no sabe ni por qué se le ha venido a la cabeza, ya que ni recuerda el concepto de madre, pero ahí está la norma de cortesía, en su memoria.
-Pareces... una escultura... de mármol... -Murmura confundida, parpadeando un par de veces antes de darse la vuelta para regresar a la tarea de vestirse.
No se mueve cuando él se acerca de esa forma silenciosa y comienza a abrochar, con dedos acariciantes sobre su blanca piel, las tiras del corsé. Siente algo muy ligero y sutil, como una sensación hormigueante, ante ese gesto, pero no es algo que se manifieste de forma exagerada, quizá porque su mente está en otro sitio, quizá porque esté demasiado acostumbrada a ese tipo de gestos.
Sencillamente se gira, sin captar el tono seductor de su voz, como si para ella fuese un tono normal, sonriendo aún de esa forma demasiado inocente como para ser inocente:
-Es un nombre bonito... -Susurra con su aguda y melódica voz, apartándose un par de tirabuzones dorados del rostro aunque enseguida caen de nuevo sobre este- ...Gracias -Añade educadamente a lo del vestido- Pero... ¿Por qué me lo has regalado? -Inquiere con curiosidad- Yo no te he traído nada... -A ella su madre, a la que practicamente tenía olvidada, le había dicho que había que corresponder a los regalos de los caballeros, no sabe ni por qué se le ha venido a la cabeza, ya que ni recuerda el concepto de madre, pero ahí está la norma de cortesía, en su memoria.
Sydonai Cavalleri- Vampiro
- Cantidad de envíos : 92
Fecha de inscripción : 11/10/2009
Re: Palazzo di La Morta Lunna
Enarco leve, muy levemente, una ceja cuando ella me pregunta la razón de mi presente. Bueno, explicarle la raz´n completa que mi oscura y retorcidamente ha planeado de forma inmediata sin quererlo, o tal vez queriendolo, es excesivamente largo y complejo, y dudo horrores que ella tenga capacidad de concentración suficiente como para prestarme atención tanto rato.
Así que me decanto por lo más sencillo. Sonrío de nuevo durante un breve instante, clavando mi intensos ojos en los suys, tan aparentemente inocentes...
- Porque, sí... estoy muy, muy hastiado de mi existencia. Y tú me has sacado de ese tedio durante un rato.- alego, encogiendome de hombros con elegancia - Además me agradas... - susurro - Y eres mi nueva hermana. Yo suelo regalarles cosas a mis hermanitas...
Sonará terriblemente estereotipado e infantiloide, pero en ese mundo que ella tiene en la cabeza estoy segurp de que encaja a la perfección... Alzo una gélida mano para apartarle un bucle riado de los ojos con una sutil caricia.
Así que me decanto por lo más sencillo. Sonrío de nuevo durante un breve instante, clavando mi intensos ojos en los suys, tan aparentemente inocentes...
- Porque, sí... estoy muy, muy hastiado de mi existencia. Y tú me has sacado de ese tedio durante un rato.- alego, encogiendome de hombros con elegancia - Además me agradas... - susurro - Y eres mi nueva hermana. Yo suelo regalarles cosas a mis hermanitas...
Sonará terriblemente estereotipado e infantiloide, pero en ese mundo que ella tiene en la cabeza estoy segurp de que encaja a la perfección... Alzo una gélida mano para apartarle un bucle riado de los ojos con una sutil caricia.
Zeihar Ith'Inarien- Príncipe de los Vampiros
- Cantidad de envíos : 157
Fecha de inscripción : 07/10/2009
Localización : Donde nunca imaginarías...
Re: Palazzo di La Morta Lunna
-¿A qué se debe ese hastío? -Pregunta, nuevamente con curiosidad- Tienes una casa bonita que seguramente tiene muchas cosas y dijiste que eras... que eras... -Ni se acuerda de lo que dijo ser quien tiene delante, hasta que finalmente sí, se acuerda, pese a que ni entienda el significado de las palabras- El Príncipe de los Vampiros, sí... -Lo dice de memoria pero sin atribuir realmente nada, solo que le suena a que es algo que no muchos de los suyos son, ella desde luego no- ¿Cómo puede darte tiempo a sentir tedio con tantas cosas? -Y enseguida responde a lo que acaba de preguntar- Ah, sí, porque estás empolvecido... -Se dice a si misma- No, no, espera..., se dice anciano... -Añade nuevamente para ella.
Vuelve a parpadear varias veces, como si no comprendiese algo que parece demasiado claro como para ser cierto, o demasiado obvio como para ser lo correcto. Pero no dice nada durante un largo rato, en el que su mirada se torna ausente, como si su mente divagase lejos de allí. Y realmente, así es, porque durante unos instantes ha recordado algo...
Mira a Zeihar con sus ojos verdiazules fijos en los suyos:
-¿Tienes entonces muchas hermanas...? ¿No serás como Shahriar, que desposaba a sus mujeres y luego las asesinaba, no? -Inquiere- Solo que en vez de esposas, hermanas... ¿Tú regalas cosas a tus hermanas y luego las matas...? -Niega con la cabeza para si misma, deshechando esa posibilidad- ¿Tú no eres como Shahriar, no? -No sabe ni por qué ha recordado ese cuento tan antiguo cuyo nombre ni recuerda, pero... Ahí está, otro recuerdo que aparece de repente.
Aparta esos pensamientos de su mente, o mejor dicho, su mente se aparta de esos pensamientos, cuando siente la sutil caricia que aparta uno de sus dorados tirabuzones de sus ojos, volviendo a sonreír. Lleva entonces una de sus frías y suaves manos al rostro de él, aunque no llega a tocarle, solamente la deja cerca de su mejilla, rozando el aire que hay entre el leve espacio de distancia, sin apartarla pero sin posarla.
Vuelve a parpadear varias veces, como si no comprendiese algo que parece demasiado claro como para ser cierto, o demasiado obvio como para ser lo correcto. Pero no dice nada durante un largo rato, en el que su mirada se torna ausente, como si su mente divagase lejos de allí. Y realmente, así es, porque durante unos instantes ha recordado algo...
Mira a Zeihar con sus ojos verdiazules fijos en los suyos:
-¿Tienes entonces muchas hermanas...? ¿No serás como Shahriar, que desposaba a sus mujeres y luego las asesinaba, no? -Inquiere- Solo que en vez de esposas, hermanas... ¿Tú regalas cosas a tus hermanas y luego las matas...? -Niega con la cabeza para si misma, deshechando esa posibilidad- ¿Tú no eres como Shahriar, no? -No sabe ni por qué ha recordado ese cuento tan antiguo cuyo nombre ni recuerda, pero... Ahí está, otro recuerdo que aparece de repente.
Aparta esos pensamientos de su mente, o mejor dicho, su mente se aparta de esos pensamientos, cuando siente la sutil caricia que aparta uno de sus dorados tirabuzones de sus ojos, volviendo a sonreír. Lleva entonces una de sus frías y suaves manos al rostro de él, aunque no llega a tocarle, solamente la deja cerca de su mejilla, rozando el aire que hay entre el leve espacio de distancia, sin apartarla pero sin posarla.
Sydonai Cavalleri- Vampiro
- Cantidad de envíos : 92
Fecha de inscripción : 11/10/2009
Re: Palazzo di La Morta Lunna
Se, por experiencia, que nadie en este mundo que conozco puede enter el por qué de mi hastío, porque nadie sabe lo que es vivir durante 500 años sin pausa, vindo las cosas pasar como la repetición incansable de la lectura de una misma página. Ella, incluso, aunque sea vampirsa, tampoco lo va a entender. De hecho, con su extravagancia, si supera el siglo de vida sin ser quemada por los inquisidores casi debería darle las gracias a Dios.
El concepto "angiano" va conmigo más de lo que ella puede comprender...
Es por ello que, simplemente no respondo a su pregunta. Sino que, tomado su mano a unos centímetros de la piel de mi rostro entre mis dedos, me acerco su muñeca a sus labios, posándolos sobr esu piel congelada, tanto como la mía. Lentamente, hundo un colmillo, y desciendo por el antebrazo trazando una fina línea roja sobre su piel, para, acto seguido, pasar la lengua sobre ella de forma sensual.
El sabor de su sangre es dulce, mucho más dulce que la de los humanos, y extrañamente desordenado, como ella. Mi saliva cierra su herida casi al instante, y yo clavo en ella mis ojos como zafiros.
- No... No devoro a mis esposas ni hermanas... porque nunca he tenido ninguna... - susurro en voz baja, soltando su mano - Prefiero hacer que mis hermanas se sientan bien. - alego.
El concepto "angiano" va conmigo más de lo que ella puede comprender...
Es por ello que, simplemente no respondo a su pregunta. Sino que, tomado su mano a unos centímetros de la piel de mi rostro entre mis dedos, me acerco su muñeca a sus labios, posándolos sobr esu piel congelada, tanto como la mía. Lentamente, hundo un colmillo, y desciendo por el antebrazo trazando una fina línea roja sobre su piel, para, acto seguido, pasar la lengua sobre ella de forma sensual.
El sabor de su sangre es dulce, mucho más dulce que la de los humanos, y extrañamente desordenado, como ella. Mi saliva cierra su herida casi al instante, y yo clavo en ella mis ojos como zafiros.
- No... No devoro a mis esposas ni hermanas... porque nunca he tenido ninguna... - susurro en voz baja, soltando su mano - Prefiero hacer que mis hermanas se sientan bien. - alego.
Zeihar Ith'Inarien- Príncipe de los Vampiros
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Re: Palazzo di La Morta Lunna
Para ella el silencio es suficente respuesta porque, como no, su delirante mente ha llegado ya a su propia conclusión. Quizá crea que Zeihar o Eternidad, da igual como le llame porque parece significar lo mismo viendo lo "empolvecido" que está, siente hastío porque lleva muchos años como no muerto. O quizá piense que es porque no tiene una hermana. O que tiene una casa demasiado grande como para no aburrirse teniéndola deshabitada. O todo a la vez. Sea cual sea la conclusión, no la dice, simplemente sonríe como quien acaba de entender el significado de un concepto muy complejo, como quien de repente ha logrando averiguar como conjuntan las piezas de un enreversado puzzle. Pero, pese a todo, igual solo sonríe así por cualquier otra cosa y no haya entendido nada... Imposible de saber dado que ella permanece silenciosa, mirándole fijamente.
Él le recuerda en algunas cosas a Scorpio: Es de pocas palabras, y tiene un cabello y ojos más oscuros pero con un cierto parecido. Quizá le sea más fácil de acuerdo con su ilógica cabecita creerse que realmente puede verle como un hermano por esas similitudes tal vez inapreciables. Sea como sea, no opone resistencia alguna cuando él toma su mano y, acercando sus labios, muerde su piel para después lamer la fina línea escarlata que se había abierto paso entre el blanco. Solo su hermano Scorpio hasta ahora la había mordido, pero la demente ingenuidad de ella hace que no vea porque tener diferencias con uno u otro ahora.
Y, entonces, mientras el realiza ese gesto, se estremece ligeramente cerrando los ojos..., pero no solo eso sino que empieza a reír de forma fresca y cantarina. Y es que, aunque a ojos ajenos no lo parezca, esa es su forma de mostrar excitación leve, reírse como una niña a la que le hacen cosquillas. Sus irises verdiazules, cuando abre de nuevo los ojos, han adquirido un brillo refulgante mientras escucha sus palabras, inmóvil durante unos segundos:
-Eso hace sentir bien -Dice finalmente, refiriéndose a lo que él acaba de hacer.
Se pone de puntillas cuando él suelta su mano y, como si quisiera agradecerle el estremecimiento provocado, acorta distancias y junta sus labios con los de él, aunque no llega a besarle, simplemente se queda quieta, con sus labios pegados a los suyos, pero sin moverlos ni tampoco separarse.
Él le recuerda en algunas cosas a Scorpio: Es de pocas palabras, y tiene un cabello y ojos más oscuros pero con un cierto parecido. Quizá le sea más fácil de acuerdo con su ilógica cabecita creerse que realmente puede verle como un hermano por esas similitudes tal vez inapreciables. Sea como sea, no opone resistencia alguna cuando él toma su mano y, acercando sus labios, muerde su piel para después lamer la fina línea escarlata que se había abierto paso entre el blanco. Solo su hermano Scorpio hasta ahora la había mordido, pero la demente ingenuidad de ella hace que no vea porque tener diferencias con uno u otro ahora.
Y, entonces, mientras el realiza ese gesto, se estremece ligeramente cerrando los ojos..., pero no solo eso sino que empieza a reír de forma fresca y cantarina. Y es que, aunque a ojos ajenos no lo parezca, esa es su forma de mostrar excitación leve, reírse como una niña a la que le hacen cosquillas. Sus irises verdiazules, cuando abre de nuevo los ojos, han adquirido un brillo refulgante mientras escucha sus palabras, inmóvil durante unos segundos:
-Eso hace sentir bien -Dice finalmente, refiriéndose a lo que él acaba de hacer.
Se pone de puntillas cuando él suelta su mano y, como si quisiera agradecerle el estremecimiento provocado, acorta distancias y junta sus labios con los de él, aunque no llega a besarle, simplemente se queda quieta, con sus labios pegados a los suyos, pero sin moverlos ni tampoco separarse.
Sydonai Cavalleri- Vampiro
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Re: Palazzo di La Morta Lunna
- Lo sé.
Ella se acerca a mí después de esa risilla como de cristal resonante. Y yo no me muevo ni un ápice. SI fuera humana a esta distancia percibiría su aliento cálido, su olor, su esencia, el latido de su corazón y su sangre corriendo por sus venas.
Pero no es el caso. Solo noto el embriagador olor de la joven vampiresa, la brillante palidez de su rostro, su mirada clara y infantil, demasiado inocente para ser inocente.
Mis manos la cogen por las muñecas y en un milisegundo, la joven está atrapada contra la pared, echado mi cuerpo sobre el de ella, tanteando mis labios y mis colmillos sus cuello, salvando el obstáculo que es su pelo rizado...
Inspiro lenta, lenta y profundamente. Me saparo tan sólo un poco para volver a mirarla, sonriendo de forma torcida y brillando mis ojos con cierta peligrosidad.
- ¿Quieres que lo repita?
Ella se acerca a mí después de esa risilla como de cristal resonante. Y yo no me muevo ni un ápice. SI fuera humana a esta distancia percibiría su aliento cálido, su olor, su esencia, el latido de su corazón y su sangre corriendo por sus venas.
Pero no es el caso. Solo noto el embriagador olor de la joven vampiresa, la brillante palidez de su rostro, su mirada clara y infantil, demasiado inocente para ser inocente.
Mis manos la cogen por las muñecas y en un milisegundo, la joven está atrapada contra la pared, echado mi cuerpo sobre el de ella, tanteando mis labios y mis colmillos sus cuello, salvando el obstáculo que es su pelo rizado...
Inspiro lenta, lenta y profundamente. Me saparo tan sólo un poco para volver a mirarla, sonriendo de forma torcida y brillando mis ojos con cierta peligrosidad.
- ¿Quieres que lo repita?
Zeihar Ith'Inarien- Príncipe de los Vampiros
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Localización : Donde nunca imaginarías...
Re: Palazzo di La Morta Lunna
Antes de que pueda hacer nada para impedirlo, que probablemente no lo habría hecho, se ve contra la pared con el cuerpo de Zeihar sobre el suyo, y las muñecas apresadas por las manos de él. Parpadea varias veces, mirándole fijamente sin cambiar esa expresión de ingenuidad que seguramente sea una ingenuidad enfermiza, pero que en su delicado rostro encaja a la perfección con la sonrisa pícaramente dulce que dibujan ahora sus carnosos labios rojizos.
Vuelve a reír de esa forma que recuerda al sutil tintinear de unas finas campanillas cuando nota labios y colmillos explorar su blanco cuello, cerrando unos segundos los ojos ante otro nuevo estremecimiento leve que la recorre cuando él inspira una cantidad profunda de aire de forma lenta, acariciante para ella.
Los abre para mirarle fijamente cuando escucha su voz, manteniendo aún su sonrisa casi infantil y sin captar, dada su peculiar inocencia demente, el peligro que puede atisbarse en los ojos de él:
-¿Quieres repetirlo? -Responde a su pregunta formulando otra, aunque por el tono de su melodiosa voz se puede apreciar que, aunque la respuesta sea una pregunta, también es un asentimiento.
Vuelve a reír de esa forma que recuerda al sutil tintinear de unas finas campanillas cuando nota labios y colmillos explorar su blanco cuello, cerrando unos segundos los ojos ante otro nuevo estremecimiento leve que la recorre cuando él inspira una cantidad profunda de aire de forma lenta, acariciante para ella.
Los abre para mirarle fijamente cuando escucha su voz, manteniendo aún su sonrisa casi infantil y sin captar, dada su peculiar inocencia demente, el peligro que puede atisbarse en los ojos de él:
-¿Quieres repetirlo? -Responde a su pregunta formulando otra, aunque por el tono de su melodiosa voz se puede apreciar que, aunque la respuesta sea una pregunta, también es un asentimiento.
Sydonai Cavalleri- Vampiro
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Re: Palazzo di La Morta Lunna
No entiendo qué le hace tanta gracia, pero la cuestión es que se ríe. Aunque tampoco es algo que me importe en exceso, no deja de llamarme la atención, pues nunca había visto eso en una mujer, y menos aún si es vampiro. De todas fromas, con lo extravagante que puede resultar esta chica, en el fondo no se de qué me sorprendo.
Bueno, llevo 500 años sin sorprenderme, así que al menos disfrutaré la leve sorpresa que eso me produce.
Ante la pregunta de Sydonai, yo sonrío de nuevo sin separar mi mirada de la suya.
- Sí... pero tienes que prometerme que será nuestro pequeño secreto...
Me inclino de nuevo hacia su cuello, mientras mis manos sueltan sus muñecas, deslizando las puntas frías de mis dedos por sus antebrazos, el hueco en su codo, sus hombros, sus omóplatos, y deshacen el trenzado del corsé con un sólo tirón, ahciendo que la prenda caga al suelo como una caricia por el cuerpo de la joven vampiresa, dejándola de nuevo desnuda ante mí.
Mis colmillos se hunden en su piel, más resistente que la de los humanos, sin duda... pero igualmente frágil ante el filo de los dientes de un vampiro viejo. Su sangre inunda mi boca, con aquel sabor desordenado, extraño, desconocido y ante todo... libidinoso, como sólo puede ser la sangre de los inmortales.
Bueno, llevo 500 años sin sorprenderme, así que al menos disfrutaré la leve sorpresa que eso me produce.
Ante la pregunta de Sydonai, yo sonrío de nuevo sin separar mi mirada de la suya.
- Sí... pero tienes que prometerme que será nuestro pequeño secreto...
Me inclino de nuevo hacia su cuello, mientras mis manos sueltan sus muñecas, deslizando las puntas frías de mis dedos por sus antebrazos, el hueco en su codo, sus hombros, sus omóplatos, y deshacen el trenzado del corsé con un sólo tirón, ahciendo que la prenda caga al suelo como una caricia por el cuerpo de la joven vampiresa, dejándola de nuevo desnuda ante mí.
Mis colmillos se hunden en su piel, más resistente que la de los humanos, sin duda... pero igualmente frágil ante el filo de los dientes de un vampiro viejo. Su sangre inunda mi boca, con aquel sabor desordenado, extraño, desconocido y ante todo... libidinoso, como sólo puede ser la sangre de los inmortales.
Zeihar Ith'Inarien- Príncipe de los Vampiros
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Fecha de inscripción : 07/10/2009
Localización : Donde nunca imaginarías...
Re: Palazzo di La Morta Lunna
Asiente repetidas veces con la cabeza, de forma enérgica, ante las palabras de él y, como no, una vez más eso provoca que dorados tirabuzones caigan sobre su rostro, juguetones, en lo que ella sostiene la mirada de él, con sus ojos claros cada vez más brillantes y la infantil sonrisa aún dibujada en el porcelanoso rostro, en lo que se lleva un dedo a los labios como indicando que guardará silencio:
-Prometido... -Responde en un susurro- Te doy mi palabra
No opone resistencia alguna cuando los dedos de Zeihar viajan de sus brazos hasta sus omoplatos, simplemente arqueándose de forma sutil, como si así le diese un mayor acceso por toda la parte superior de su cuerpo, cuando nota como destrenza el corsé y este cae a sus pies, volviendo pues a dejar al descubierto sus níveos encantos.
Cuando siente los colmillos del vampiro morder su cuello, un estremecimiento mayor que los anteriores la recorre, en lo que lleva ambas manos a la espalda de él, clavando las uñas en las ropa y rasgando la tela a jirones para despojarle de la misma, hasta que nota las yemas de sus dedos rozar su fría piel, que acaricia de forma todavía fugaz, sin profundizar en el gesto, unicamente tanteando.
Una nueva risa escapa de entre sus labios rojizos cuando nota la sangre manar de su propio cuello, aunque está vez ríe de forma más duradera.
-Prometido... -Responde en un susurro- Te doy mi palabra
No opone resistencia alguna cuando los dedos de Zeihar viajan de sus brazos hasta sus omoplatos, simplemente arqueándose de forma sutil, como si así le diese un mayor acceso por toda la parte superior de su cuerpo, cuando nota como destrenza el corsé y este cae a sus pies, volviendo pues a dejar al descubierto sus níveos encantos.
Cuando siente los colmillos del vampiro morder su cuello, un estremecimiento mayor que los anteriores la recorre, en lo que lleva ambas manos a la espalda de él, clavando las uñas en las ropa y rasgando la tela a jirones para despojarle de la misma, hasta que nota las yemas de sus dedos rozar su fría piel, que acaricia de forma todavía fugaz, sin profundizar en el gesto, unicamente tanteando.
Una nueva risa escapa de entre sus labios rojizos cuando nota la sangre manar de su propio cuello, aunque está vez ríe de forma más duradera.
Sydonai Cavalleri- Vampiro
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Re: Palazzo di La Morta Lunna
No entiendo bien del todo la razón por la que el hecho le hace tanta gracia, pero la chica se ría. Entre gemido y gemido, carcajada cristalina y, hasta cierto punto, escalofriante... Seguramente si fuer ahumana, de tanto reírse entre suspiros se habría ahogado. Pero supongo que debería alegrarme de que no sea el caso.
Mi fría lengua pasa de forma sensual sobre la herida de su cuello, cerrándola. Mis labios pálidos quedan manchados de intensto escarlata, paladeando su extraño sabor, confuso y a la vez atrayente, demasiado irresistible, como toda sangre vampírica. La punta fría de mi nariz desciente por su garganta, sus clavículas, hasta su escote.
Sus manos rasgan mi ropa, pero no doy señal alguna de que eso me moleste. La luz de las velas ilumina mi blanca piel porcelanosa, la sintonía perfecta de mis músculos en movimiento, la leve marca de la columna vertebral al encorvar mi espalda al tiempo que ella se arquea, facilitándome el acceso a sus senos.
Mis labios besan y succionan suavemente, pero mis colmillos muerden y rasgan, sangrándola en cada zona erógena para excitarla con una profesionalidad que, debo decir, sólo se adquiere con años años y años de práctica. Mis ojos se clavan en los suyos, disfrutando con sus reracciones, mi boca se tuerce en una sonrisa algo malévola, y ciertamente sorprendida ante la graciosa reacción de la chica.
Me llama la atención, porque nunca antes lo había visto. Pero sinceramente, no se de qué me sorprendo teniendo en cuenta lo loca que está esta vampiresa trastornada en vida, y ahora aún más en la muerte... Aunque, pensándolo bien, llevao más de 400 años sin sorprenderme por nada. Asói que, por leve que sea... me limito a disfrutar de esa humana y olvidad sensación.
Mi fría lengua pasa de forma sensual sobre la herida de su cuello, cerrándola. Mis labios pálidos quedan manchados de intensto escarlata, paladeando su extraño sabor, confuso y a la vez atrayente, demasiado irresistible, como toda sangre vampírica. La punta fría de mi nariz desciente por su garganta, sus clavículas, hasta su escote.
Sus manos rasgan mi ropa, pero no doy señal alguna de que eso me moleste. La luz de las velas ilumina mi blanca piel porcelanosa, la sintonía perfecta de mis músculos en movimiento, la leve marca de la columna vertebral al encorvar mi espalda al tiempo que ella se arquea, facilitándome el acceso a sus senos.
Mis labios besan y succionan suavemente, pero mis colmillos muerden y rasgan, sangrándola en cada zona erógena para excitarla con una profesionalidad que, debo decir, sólo se adquiere con años años y años de práctica. Mis ojos se clavan en los suyos, disfrutando con sus reracciones, mi boca se tuerce en una sonrisa algo malévola, y ciertamente sorprendida ante la graciosa reacción de la chica.
Me llama la atención, porque nunca antes lo había visto. Pero sinceramente, no se de qué me sorprendo teniendo en cuenta lo loca que está esta vampiresa trastornada en vida, y ahora aún más en la muerte... Aunque, pensándolo bien, llevao más de 400 años sin sorprenderme por nada. Asói que, por leve que sea... me limito a disfrutar de esa humana y olvidad sensación.
Zeihar Ith'Inarien- Príncipe de los Vampiros
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Localización : Donde nunca imaginarías...
Re: Palazzo di La Morta Lunna
Nota el paso de la lengua de Zeihar por la herida sangrante de su cuello que al momento se cierra sin dejar rastro alguno que indique que alguna vez ha existido y se aferra con ambas manos a los hombros de él, devolviéndole la mirada, aunque en la suya hay un brillo divertido y casi infantil, como si estuviese formando parte de un juego cualquiera, y es que para ella este tipo de cosas siempre habían sido juegos con su hermano desde que tiene uso de razón.
Desciende con ambas manos por la perfecta y bella espalda del vampiro, acariciándole de forma delicada como quien admira el tacto de una escultura, y poco a poco crea más fricción entre ambas pieles frías en lo que vuelve a reír a carcajada pura, dejando escapar algun que otro gemido, cuando nota la combinación de movimientos de lengua, labios y colmillos en sus pechos, que enseguida reaccionan de forma natural en lo que ella ríe, cada vez más excitada.
Las manos llegan al final de la espalda de Zeihar y se aposenta una cada lado de su cadera, clavando las uñas en el pantalón para nuevamente ir haciéndolo girones y despojándole de él poco a poco, dejándole completamente desnudo. Una de esas manos viaja a la nuca de él, empujándole más hacia su propio busto, en una petición silenciosa de que continúe y no se detenga. Con la otra empieza a acariciar el torso, abdomen y, finalmente, vientre de él, clavando ligeramente las uñas y descendiendo progresivamente...
Desciende con ambas manos por la perfecta y bella espalda del vampiro, acariciándole de forma delicada como quien admira el tacto de una escultura, y poco a poco crea más fricción entre ambas pieles frías en lo que vuelve a reír a carcajada pura, dejando escapar algun que otro gemido, cuando nota la combinación de movimientos de lengua, labios y colmillos en sus pechos, que enseguida reaccionan de forma natural en lo que ella ríe, cada vez más excitada.
Las manos llegan al final de la espalda de Zeihar y se aposenta una cada lado de su cadera, clavando las uñas en el pantalón para nuevamente ir haciéndolo girones y despojándole de él poco a poco, dejándole completamente desnudo. Una de esas manos viaja a la nuca de él, empujándole más hacia su propio busto, en una petición silenciosa de que continúe y no se detenga. Con la otra empieza a acariciar el torso, abdomen y, finalmente, vientre de él, clavando ligeramente las uñas y descendiendo progresivamente...
Sydonai Cavalleri- Vampiro
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Re: Palazzo di La Morta Lunna
- Spoiler:
- Risa ylíbido aumentan en ella de forma directamente proporcional, de forma que podría adivinarse su nivel de excitación sólo con su risa, como un cristal harpándose al borde del estallido. Sus manos me tocan y acarician, respondiendo mi propio cuerpo por su parte, sus garras rascan y arañan, desnudándoem entre jirones de ropa que, realmente, poco me importan.
Mi cuerpo queda al descubierto contra el suyo, dos esculturas marmóreas demasiado perfectas destinadas a la inmortalidad. Su deseo es tan intenso que me aplasta casi literalmente el rostro contra su escote. Sonrío sin dejar de probar su sangre entre mordiscos y caricias, cerrando cada herida que va a abriéndose. Me encanta, semcillamente. Ella comienza a bajar sus caricias... pero yo también desciendo... Por su vientre, por su ombligo, más y más abajo.
Busco esa arteria que tanto me gusta, tan sensual... La de la ingle, en el interior del muslo. La muerdo, absorbo su sangre con fervor, y después, mi lengua se desliza entre sus piernas, lujuriosa y depravada, hundiendo mis labios en su intimidad mientras mis manos toman sus nalgas y la alzan en el aire, dejando su espalda apoyada en la pared, con los pies separados del suelo.
Zeihar Ith'Inarien- Príncipe de los Vampiros
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Fecha de inscripción : 07/10/2009
Localización : Donde nunca imaginarías...
Re: Palazzo di La Morta Lunna
- Spoiler:
- Sigue descendiendo en caricias y, dejando de utilizar las uñas, tantea la zona más íntima de él para acto seguido ser unicamente sus dedos los que se aferren a esta como si se le fuese la no-vida en esto, comenzando a acariciarle con su fría y delicada mano, al principio despacio, meros roces, pero luego aumentando la fricción y la intensidad de sus gestos paulatinamente, alcanzando una velocidad sobrehumana...
...hasta que se ve obligada a parar cuando nota el mordisco en su ingle, ante el cual emite un gritito de placer, y se ve alzada por él, apoyándose en la pared y... Sufriendo un ataque de risa cuando siente en su punto del placer las caricias que sus labios y lengua reparten, haciéndola gemir entre carcajadas.
En vista de que se ha visto privada de poder acariciarle, vuelve a presionar su nuca con una de sus manos, enredando sus largos dedos en el cabello rubio de él y presionando hacia si misma, sin parar de reír. Y llega un momento en el que siente tal necesidad de morderle que, al no poder, lleva su otra mano (sí, la suya propia) a sus labios y es ella misma la que se muerde la muñeca con fuerza y lame su propia sangre, sin que las risas cesen.
Sydonai Cavalleri- Vampiro
- Cantidad de envíos : 92
Fecha de inscripción : 11/10/2009
Re: Palazzo di La Morta Lunna
- Spoiler:
- No hay mayor placer para el vampiro que el beber sangre, morder y ser mordido, en un acto impío, lujurioso e irresisitble, todo a la vez. El sabor de su interior, mucho más dulce e insinuante que el de cualquier mortal, se mezcla con la sangre que cae de sus manos, haciendome encorvar ligeramente la espalda mientras dejo ir un gruñido.
Nunca me he dejado llevar por mis instintos, y en este momento tampoco lo estoy haciendo. Como tantas otras veces se cómo y qué hacer en cada momento, en qué medida, y sin perder los nervios. Pero eso no quita que todos mis gestos vayan adquiriendo un teinte algo violento, apasionado y bestial.
No tardo mucho más, escuchándoel reír y gemir a partes iguales, hasta que me alzo de golpe, agarro sus manos y las estampo contra la pared, echándome sobre ella. Hago que rodee con sus piernas mi cintura, y yo hago lo propio, pegando mi frío cuerpo escultórico al suyo, y haciéndola mía. Río por lo bajo, acompañando durante unos minutos sus carcajadas, al imaginarme la cara de Scorpio, su hermano, el joven vampiro sin ley, si viera esto... Sería de lo más entretenido.
Una humana estaría resollando y gritando ante la profundidad brutal de mis embestidas, la adrenalina habría hinchado sus arteiras y su corazón latería desbocado al compás de su respiración agitada. Pero no veo ninguno de esos signos en Sydonai.
Por supuestamente eso no quita el hecho de que me incline hacia ella, con un gruñido leve, mostrando mis colmillos porceláneos al curvar mis labios hacia atrás, antes de besarla intensamente, mordiéndole la lengua para que el sabor de sus sangre inunde sendas bocas de forma lujuriosa, dejándoal inmóvil contra la pred.
Como vampiresa ella será muy fuerte, y seguramente letal. Pero no más que yo.
Zeihar Ith'Inarien- Príncipe de los Vampiros
- Cantidad de envíos : 157
Fecha de inscripción : 07/10/2009
Localización : Donde nunca imaginarías...
Re: Palazzo di La Morta Lunna
- Spoiler:
- Se deja estampar del todo contra la pared, en lo que termina de lamer su muñeca, cerrándose a si misma la herida, y sus largas y esbeltas piernas se enroscan a la cintura de Zeihar, notando su frío cuerpo contra el suyo, también frío, en lo que él entra dentro de ella, poseyéndola finalmente y arrancando un nuevo gritito de placer que escapa de entre sus rojizos labios cuando echa la cabeza hacia atrás, comenzando a moverse al ritmo que marcan las embestidas que él le regala.
Corresponde a su beso, notando la sangre caliente manar de su lengua, que ahora mueve frenéticamente al compás de él, besándole con esa misma intensidad, de forma apasionada, en lo que muerde el labio inferior del vampiro con fuerza, ejerciendo succión unos segundos y pasando su lengua después por el mismo, separándose de su boca finalmente, notando como él la inmoviliza del todo, ante lo cual no opone resistencia alguna.
En su antigua vida, su vida humana, probablemente ahora estaría sudando, tiritando y con un nivel cardiáco respiratorio demasiado acelerado... Pero desde hace muchos años son cosas que ella no siente, y que tampoco siente en su hermano, lo único que siente es placer, diversión, y excitación, reflejados en los gemidos y carcajadas que de nuevo ascienden por su garganta y ella emite con su aguda y dulce voz.
Entierra la cabeza en el cuello de él, acallando así cualquier sonido, y lamiendo por fin su perfecta y pálida piel, que acaricia con sus labios mullidos, mordisqueando de forma tironeante con bastante fuerza, aunque sea menor que la de él, depositando entre mordiscos y lametones violentos algun que otro beso de tinte tierno que contrasta con el resto de gestos que realiza.
Sydonai Cavalleri- Vampiro
- Cantidad de envíos : 92
Fecha de inscripción : 11/10/2009
Re: Palazzo di La Morta Lunna
- Spoiler:
- Sangre, placer, gruñidos graves, gemidos agudos, risas, el sonido del cuerpo de Sydonai contra la pared... Todo ello crea un compás, una melodía impía, prohibida, que haría que el más fiel devoto de Dios apartara la vista, demasiado avergonzado y deseando a la vez unirse a nosotros... Seguramente incluso los ángeles que nos vieran huirían escandalizados.
Mis embestidas se vuelven más rápidas y violentas, seguramente tanto que ninguna mortal que estuviera ahora en el lugar de Sydonai hubiera sido capaz de resitirlo sin romperse mínimo algún hueso. No son muchas las oportunidades que tengo de dejar mi isntinto más bestial tomar las riendas, y aunque sea algo que no me guste hacer a menudo... de vez en cuando sienta... realmente bien.
Mis colmillos se hunden de nuevo en su cuello, su sangre pasa de su cuerpo a mi boca, y la mía recorre el camino inverso. Seguramente Sydonai jamás habrá probado una sangre como la mía, tan concentrada en sabor, textura y, sobre todo... poder.
La hago llegar al éxtasis hasta hacerla gritar y reír de una forma tan parecida que ni siquiera yo llego a saber cuál es cual, y después, manteniéndola en vilo, atrapada entre mi cuerpo y la pared, vuelvo a besarla con fiereza.
- ¿Te ha gustado el juego? - le preugnto con tono zalamero.
Zeihar Ith'Inarien- Príncipe de los Vampiros
- Cantidad de envíos : 157
Fecha de inscripción : 07/10/2009
Localización : Donde nunca imaginarías...
Re: Palazzo di La Morta Lunna
No le ha costado mucho encontrar el lugar donde vive el príncipe. Aunque sigue hambrienta, espera que la hospitalidad del príncipe de Venecia le propicie alimento. Es más importante presentarse que comer, al menos por ahora. Mientras llama a la puerta, piensa que no es normal tener tanto respeto por los príncipes, toda vez que la princesa de Budapest le echó de su corte en cuanto descubrió que Eva estaba adquiriendo cierto poder entre los vampiros neonatos de la ciudad, que ya la conocían como la duquesa. Se arregla la ropa e intenta adecentarse, a la espera de que alguno de los criados del príncipe abra la puerta.
Eva Lányieszci- Vampiro
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Fecha de inscripción : 28/10/2009
Re: Palazzo di La Morta Lunna
La puerta se abre por sí misma sin criado ni vampiro, ser material o espíritu, tire de las argollas de cabezas de lobo de aspecto pesado y plomizo, envejecidas por el paso del tiempo.
El palacio se abre ante la recién llegada enorme, abismal, imponente, y ante todo, silencioso. No hay gran bullicio dentro, por no decir que prácticamente ninguno.
Por ello es que mi voz retumba como si se tratara de una lógreba caverna abandonada.
- Los vampiros tienen libre acceso a este palacio, desde el subsuelo hasta la planta donde los lobos custodian mis aposentos - no hablo demasiado alto, pero no hace falt,a pues la enrome entrada ante al cual se hayan las grandes escaleras hace el efecto de amplificar mi voz por mi.
Me encuentro sentado de forma casi plácida en la baranda de piedra de la balconada que sobresale varios metros desde mi posición hasta el suelo, teniendo dominio de toda la sala de la entrada, atestada de candelabros y velas.
- ¿Puedo saber, dulce dama, quién sois vos? - lo digo con cierto cinismo, porque el "puedo" obviamente siempre va seguido de un si, tanto si mi conversador quiere como si no.
El palacio se abre ante la recién llegada enorme, abismal, imponente, y ante todo, silencioso. No hay gran bullicio dentro, por no decir que prácticamente ninguno.
Por ello es que mi voz retumba como si se tratara de una lógreba caverna abandonada.
- Los vampiros tienen libre acceso a este palacio, desde el subsuelo hasta la planta donde los lobos custodian mis aposentos - no hablo demasiado alto, pero no hace falt,a pues la enrome entrada ante al cual se hayan las grandes escaleras hace el efecto de amplificar mi voz por mi.
Me encuentro sentado de forma casi plácida en la baranda de piedra de la balconada que sobresale varios metros desde mi posición hasta el suelo, teniendo dominio de toda la sala de la entrada, atestada de candelabros y velas.
- ¿Puedo saber, dulce dama, quién sois vos? - lo digo con cierto cinismo, porque el "puedo" obviamente siempre va seguido de un si, tanto si mi conversador quiere como si no.
Zeihar Ith'Inarien- Príncipe de los Vampiros
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Fecha de inscripción : 07/10/2009
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