Gian Galeazzo Visconti

-Nombre: Gian Galeazzo Visconti
-Edad: 29
-Sexo: Hombre
-Raza: Humana
-Órden: Centinela
-Equipamiento: Su arma predilecta es la espada larga, de ahí que guarde la de la familia: Víctor, cuyo núcleo es de plomo, lo que hace que pese bastante más y sea más fuerte. Posee una armadura hecha en España con metales ligeros con el escudo de los Visconti en pechera de cuero y yelmo. También dos volúmenes con la herencia, tesoreros y datos de interés de los Victonti para demostrar su herencia y quiénes fueron sus antepasados. También tiene trapitos con el escudo de los Viconti, pero los usa más para otras cosas menos placenteras, a su forma de ver.
-Aptitudes mágicas: por descubrir casi en totalidad, pero es evidente que la Vida es una de ellas y la Iluminación otra, pero están poco entrenadas entre tanto puro músculo. Cuando pasaba hambre o frío, Gian tampoco se preocupaba de potenciar la claridad de su cerebro, y nunca se pudo dar cuenta de aquello que parecía ser Dios y su destino.
-Descripción física: Mide exactamente 1.79 metros, de hombros muy anchos. Es corpulento y su piel es morena, cruelmente tratada por los años en el extrangero defendiendo sus ideales y a su patria como mercenario o como diplomático o consejero de guerra. Habitualmente losegundo siendo su intención lo primero Su pelo es moreno, con estragos de la edad y corto. Le gusta tener barba de varios días, incluso de varias semanas, pues aumenta su semblante serio y misterioso. Sus brazos y piernas están musculados gracias al ejercicio que, ya no sólo el ejército es capaz de pedir a un oficial, sino al que Gian se somete casi diariamente.
-Descripción del carácter: es una persona que con facilidad acude a sus propias artes para conseguir lo que desea. Es muy elocuente cuando quiere, pero de poca paciencia. Valiente y decidido, aunque frío y calculador, Gian tiene la mente de un estratega nato, conocedor de la historia antigua y, sobre todo, de la historia bélica. Admira a los grandes gobernantes, desde los griegos filósofos que agarraban la espada en busca de una amada, hasta los mendigos muertos de hambre que por rogar una mujer y un trozo de pan eran amenazados con la muerte y esto solo los envalentonaba. Lo que de verdad admira es su arrojo por sus ideales, como gritar "Libertad" cuando un héroe mendigo sabe que va a morir, firme en su misión celestial. Suele mantener un semblante serio. Es muy machista y de ideas ultraconservadoras.
-Gustos y preferencias: le gusta el combate, los duelos y la sangre en la arena. El alcohol lo pierde en muchas ocasiones y las mujeres y el sexo se transforman en la vida cuando no hay otra cosa mejor. Su mayor preferencia en cuanto a tardes de invierno frías es sentarse a rememorar antiguas historias de su familia y a buscar nuevos puentes de contacto para recuperar el condado de milán. En verano prefiere aguantar el sol haciendo ejercicio, buscando servicios que realizar y buscando mujeres que le hagan servicios. La bolsa llena nunca fue un problema, al igual que su gaznate repleto de buen vino u onzas de pan dulce.
-Breve historia del PJ: Hijo de Gian Galeazzo (1366), hijo a su vez de Gian Galeazzo e Isabel de Valois, primogénito del primer duque de Milán: Gian Galeazzo Visconti (hijo de Galeazzo II y de Blanca de Saboya). Su padre moriría antes que su abuelo, por lo que el título pasaría a su tercer hijo, con su segunda mujer, único descendiente varón de la estirpe Visconti vivo en aquel momento, teóricamente: Felipe María Visconti. Sin embargo, la historia es bien diferente; Felipe mantenía una relación amorosa con la mujer de Gian Galeazzo Segundo, al cual daría muerte tres años más tarde del nacimiento de Gian Galeazzo Tercero (el personaje ), cosa que quedó reflejada en una carta encontrada en la habitación de la Corte Real junto con el niño que era por entonces Gian. Su padre, con 40 años, había dejado embarazada a su mujer y había muerto tres después. La verdad sería conocida cuando Gian cumplió quince años y se comprobó que Felipe Maria era, además de bastante enfermizo, esteril. Evidentemente, esta afirmación se hizo tras años y años de experimantación práctica que, al no concordar con la teórica, llevo a esa conclusión.
Sin embargo, no sería Gian el siguiente señor de Milán, pese a ser ya casi mayor de edad y aparente hijo (por l oque se podía conocer) de Felipe, concebido en una noche de verano algo olvidada... según decía el señor de Milán. Evidentemente, no era cierto: era el primogénito del primogénito que, durante décadas, había comandado en los ejércitos del Dux italiano hasta ganarse su rango señorial. Ésto no fue contemplado por los señores milaneses, que se reunirían en secreto y formarían un gobierno constituyendo la República Ambrosiana.
Se relegó a Gian de todos sus derechos, privados por su tío durante una gran época de su vida, a los quéhaceres del ejército; se le asgnó un rango de Comandante con solo 16 años, de las patrullas de guardia de Milán. A su cargo había 100 hombres a caballo y 400 hombres de armas de guardia en la ciudad. Así pues, comandaba aquel intento de policía local. Se encargaba de vigilar que el orden se cumpliera, que los ladrones y las bestias estuvieran bien muertas o lejos de Milán... hasta la Noche Oscura; tras una discusión interna, cuatro años más tarde del nombramiento de Gian como Comandante de la Patrulla Milanesa, dos nobles se rebelaron ante el resto. Ambos bandos pidieron ayuda a Gian, que comandaba el único ejército organizado dentro de las murallas de Milán. A sangre fría, acabó con la vida de todos los nobles, tanto unos com ootros, que no lo consideraron su señor cuatro años antes, haciendo la ciudad suya durante un breve periodo de tiempo: 3 meses. Cuando Milán fue apoyado por los ducados de Orleans, primos de varios de los nobles y del propio Gian, éste fue expulsado de la ciudad acompañado por todo hombre que quisiera seguirlo. Nada más y nada menos que un contingente de 200 hombres siguieron sus pasos hasta Alemania y España, donde apoyarían varias de las grandes guerras que sus señores les pedirían cumplir. Pocas veces, o casi ninguna, se vieron llevados al saqueo.
Siete años más tarde sería llamado de nuevo a las puertas de Milán por sus primos de Orleans, terriblemente azotados por la desgracia de la muerte de su padre, cuyo regalo de bienvenida fue un puñal entre costilla y costilla. Entonces, sintió un poder, algo que le llamó a preguntarse quién era y por qué estaba llí. Vio a Dios, vio a su creador. Éste le dijo cuál era su misión. Viajó a Venecia y allí espera a saber qué será de su futuro y de su destino iluminado por el Señor.

-Otros: Su principal motivación siempre fue volver a ser lo que debería haber sido y realmente fue durante un breve espacio de tiempo, es decir, un noble con poder y sangre verdaderamente real y que al verlo la gente le señalase como su siguiente señor, su siguiente dirigente, pues había nacido para ello. Lo que es su astucia siempre le enseñó qué estaba bien y qué mal, pero le era más bien indiferente, inútil, vácuo. Suele intuir cuál es su siguiente movimiento más que entender y aplicar las leyes de los más sabios o más fuertes que él. Sabe leer, escribir y hablar cuatro idiomas. domina a la perfección el arte de la persuasión, acabe ésta donde acabe: puede defenderla en todos los territorios, ya sea arena, cama o ante un papiro arrugado de cualquier juez... sin embargo, siempre acaba recurriendo a la espada y a su poder militar antes que a su cerebro.