Edouardo Salietti

-Nombre: Edouardo Salietti

-Edad: 16 años

-Sexo: Masculino

-Raza: Humana

-Órden: ---

-Equipamiento: [Armas y/o objetos mágicos del PJ]
No porta ninguna arma, su educación religiosa se lo impide.
No posee ningun objeto de valor excesivo, mas que el emocional, que recae sobre un relicario de plata donde guarda el mechon de cabello de la que le dio la vida, encerrado bajo una cruz labrada a fuego. Lo lleva cerca del corazon y moriria antes que entregarlo a nadie. Ha convertido el relicario es un canalizador magico para conjurar centros protectores, mas esto lo desconoce por completo.
Una Biblia ajada regalo del clerigo que le crió desde su nacimiento.

-Aptitudes mágicas:
Presentir acontecimientos desde muy niño fue su mayor pecado. A traves de sueños, o simplemente observando sutiles cambios de carácter irrevocable a su alrededor, es capaz de predecir lo que está por venir.
En contadas ocasiones en las que su vida ha corrido autentico peligro ha conseguido “protegerse” de modo incomprensible hasta para él mismo, llegando a “aparentar” no existir para sus agresores.
No suele socializar demasiado debido a su timidez natural, pero en mayor medida porque tiende a atrapar las emociones de la gente que tiene cerca. Esa capacidad, le ha permitido saber con algo de antelación, cuando alguien pretendia hacerle daño.
Todos esas aptitudes se encuentran solidamente asentadas en su interior, pero sometidas en la oscuridad de su propia conciencia y por lo tanto no dispone del aprendizaje para utilizarlas en su beneficio ni en el de nadie.
Aparentemente nunca ha tenido contacto con alguien con conocimientos magicos reales, artes nacidas del Demonio.

-Descripción física:


Alto, muy delgado, de piel palida y cabello y ojos claros, de aspecto frágil, no es demasiado fuerte fisicamente debido a su infancia enfermiza.
Aun conserva la androginia propia de su edad. Vetado por los clerigos con los que se crió debido a su belleza un tanto indefinida y atrayente, resulta demasiado timido para quien se le acerca, llegando a tartamudear en exceso o simplemente permanecer callado.
Tiene marcas en la espalda de flagelaciones voluntarias y una quemadura en forma de cruz que se extiende desde su cuello hasta la cintura y de hombro a hombro.

-Descripción del carácter:
Su personalidad se caracteriza por el miedo, el miedo impuesto por las diferencias que se encuentran en él y que lo hacen desmerecedor del amor de Dios.
La curiosidad, la necesidad por conocer y saber, de ir un poco mas allá le transforma en alguien inteligente y avido de vida, pero las enseñanzas que obtuvo en el monasterio donde creció, le prepararon para no traspasar la linea de la obediencia a la fe cristiana.
A no buscar respuestas para lo que no tiene explicación mas la dada por las santas escrituras, prohibición que lo mantiene sumido en la creencia de que sus dones son un castigo divino.
A pesar de su miserable existencia aun conserva la capacidad de soñar con un futuro diferente. Es amable y callado por naturaleza, encerrado en si mismo casi siempre, tiene una especial capacidad para ver el lado mistico de las personas, su alma.
Dada la poca bondad que circula entre la gente de la calle, su soledad se acrecenta a cada paso que da, embarcado en la busqueda de demasiadas cosas.
Generoso y claramente ingenuo por su edad y el aislamiento en el que ha vivido, tras los muros del monasterio, es un blanco demasiado facil para personas con malas intenciones.

-Gustos y preferencias:
Su olor favorito es el del pan recien hecho, recuerdo de sus años en el monasterio cuando ayudaba a los monjes en los hornos.
Le gusta el calor.

-Breve historia del PJ:
Una noche de noviembre llegó una mujer a las puertas del Monasterio Santa Maria Gloriosa dei Frari en Venecia envuelta en una raida capa, sin apenas sostenerse y medio vencida por el cansancio de lo que parecia un largo viaje a pie, pero sobre todo, desvanecida por la perdida de sangre de un parto reciente.
Los monjes, muy a pesar de sus normas, acogieron a la parturienta y al pequeño que llevaba recogido contra su pecho, lamentando casi de inmediato que no viviria mucho mas y quizas el bebé tampoco.
Ni siquiera tuvieron tiempo de atenderla antes de que les rogara que se hicieran cargo de su hijo, cuando el monje que la tenia en brazos, el Abad Simon de Tierre, le prometió que lo cuidaria, ella murió besando la cabecita del niño que dormia cansado.
El abad de Santa Maria dispuso un entierro en el cementerio de la abadia aunque no supieron que nombre poner en la lapida pues no llegó a decirlo. Preocupado por el futuro del niño y decidido a mantener su promesa, Simon dictaminó cuidar del pequeño hasta encontrar una opcion mejor. Entre las ropas de la madre, halló un sobre cerrado que se notaba habia viajado con ella durante mucho tiempo.
Dentro habia una direccion escrita con pulcra escritura ubicada en la floreciente Venecia. Direccion a la que acudió enseguida en busca de un hogar verdadero para el niño, quizas el padre de la criatura o la familia de la joven madre muerta.
En el villorio italiano, de extensión y riqueza considerable, no quedaban mas que los criados de una rica familia que se disponian a marcharse en busca de otro trabajo.
Alli no quedaba ningun señor, y por lo que pudo saber, habia ocurrido una desgracia en la finca, una desaparacion.

En las primeras semanas se ocuparon del niño procurando encontrarle una familia que lo acogiese, pero fue imposible debido a la pobre salud que parecia tener.
El Abad rezaba para que sobreviviera y entre tanto fue aumentando el cariño que sentia por él.
Simon de Tierre decidió llamar al pequeño Edouardo por San Eduardo el Confesor y con el paso de las semanas la presencia del bebé se hizo normal en el monasterio.
Consagrados al amparo de los mas necesitados, aquel huerfano sin duda lo era, decidió acogerle entre sus muros hasta que pudiesen.
Tras esa determinación, la vida del niño transcurrió dentro de una normalidad apacible en sus primeros años.
No fue hasta los nueve o diez años que Simon, y los demas, empezaron a notar algo extraño en Edouardo. Callado y afectuoso, sentia un profundo amor por el Abad al que consideraba su padre, y con inocente confianza, le contaba sus sueños, cosas que veia y que después guardaban alarmante parecido con la realidad de lo que sucedia a su alrededor.
Sin saber nada sobre sus verdaderos padres, Simon se temió que el niño al que tanto adoraba, estuviese maldito, y protegió su secreto durante algun tiempo.

Edouardo era capaz de saber el justo momento en el que debia salir a jugar al sol después de una tormenta, tambien cuando uno de los frailes se pondria enfermo y sobre todo cuando uno de ellos se marcharia al reino de lo cielos.
Con el paso del tiempo ocultar esos dones era muy complicado y en Simon se convertia en un dilema moral. La dulzura del chiquillo era su delirio pero creia firmemente que estaba poseido por el Diablo.
Pero Edouardo era ya consciente de la importancia de los temores de aquel a quien tanto adoraba. Ya era capaz de entender que habia algo en él aberrante a los ojos de Dios.
Consumido en sus largas noches de llanto y suplicas el unico metodo que conocia de manos de los frailes para expiar sus culpas, era el autocastigo. Asi que se fustigaba en secreto lastimando demasiado pronto su cuerpo frágil y un alma confusa.

En esos años el servicio a la comunidad de Santa Maria Gloriosa dei Frari se hizo de reconocimiento ante los cardenales y algo impensable entre hombres de Dios se hizo realidad. En el monasterio surgió la duda y la envidia.
Uno de los monjes ansiaba con descarada ambicion el puesto del Abad y urdió un plan que tenia como finalidad destituir a Simon de un puesto para el que ya no estaba preparado, pues según este traidor, estaba cegado por las artes del Demonio acogiendo entre ellos al fruto de una mala mujer.

Edouardo contaba con doce años cuando la confabulación contra Simon se hizo mas grave. Le soñaba muerto de miles de maneras y el miedo a que lo castigaran por sus premoniciones le enmudecia.
El enemigo de Simon siempre fue el mismo en medio de las pesadillas de sangre de Edouardo, y se obsesionó con proteger a su “padre”
El asesino seguia a Simon tan de cerca como el niño, pues era uno de los monjes de Santa Maria, el que contaba con mayor estima del Abad.
Durante un año, el celo del cuidado de Edouardo, consiguió frenar las artimañas del traidor, aunque sus ansias de ascenso fueron aumentando peligrosamente.
Este hombre entendia que Edouardo era un grave obstaculo y se preocupó en eliminarlo cuanto antes.
Poco a poco fue poniendo al descubierto las extrañas artes del niño, exponiendolo antes los hermanos y los superiores de la orden. Aunque trató de evitarlo, Simon no pudo evitar que Edouardo fuera sometido a duras pruebas para probar que no estaba poseido.
Apenas siendo un niño, recibió el cruel trato de un adulto, torturas inhumanas bajo la palabra de la pureza a las que sobrevivió mas por limpiar su nombre ante Simon, su padre, que por fortaleza fisica. Dolor, hambre y soledad, exorcismos a fuego como la cruz que lleva en la espalda. El unico temor de Edouardo en todo ese tiempo fue que la vida de Simon corriese peligro y eso le mantuvo en el mundo de los vivos hasta ser exculpado de todo mal.

A su vuelta se encontró con el profundo amor de Simon, que empezó a ver en sus dones un regalo de Dios y no del Diablo. Convencido de la pureza de Edouardo, se propuso firmemente castigar al culpable del sufrimiento del chico, que por entonces contaba ya catorce años.
El traidor en Santa Maria estaba a punto de ser descubierto y la premura le obligó a actuar de inmediato.
Una noche de tormenta en que Edouardo yacia enfermo de fiebre, el traidor aprovechó para entrar en la recamara de Simon y envenenarlo. Edouardo presintió su muerte y entre gritos, débilmente corrió hacia la celda. Sin poder tenerse en pie, murmurando, llegó hasta el cuerpo sin vida y rezó para que Simon volviese.
Era imposible que lo culpasen que tanto lo adoraba, pero el traidor se encargó de que asi fuese. Entre las sombras le habló de la condena para su alma por no haber salvado a Simon y que moriria entre llamas y huyó asustado del unico hogar que habia conocido.

Durante ese tiempo ha vagado mendigando por las calles de ciudades, desamparado y solo. Aprendiendo la real dureza de la vida que le rodea que nada distingue de bondad y generosidad.

-Otros:
Su mayor alegria es haber aprendido a leer y escribir gracias a los monjes, aunque rara vez tiene la oportunidad de hacerlo dado que su vida en la calle le niega la opcion de alcanzar tales privilegios.
Tiene muy buena memoria, es capaz de recordar el rostro de la gente durante años aun habiendolos visto una sola vez. Memorizar pasajes enteros de la Biblia es algo sencillo para él.

NOTA: Toda la historia es FALSA