Cato M. Sanguinetti

-Nombre:Cato Marco Sanguinetti

-Edad:Convertido en vampiro a los quince años, aunque actualmente tiene casi sesenta.

-Sexo:Hombre

-Raza:Vampiro

-Órden:Ninguna

-Equipamiento:Normalmente utiliza dos dagas, que lleva cuidadosamente guardadas en fundas y que se pueden lanzar.

-Aptitudes mágicas: La Presencia es su mayor fuerte, siendo las otras aptitudes normales de los vampiros prácticamente inexistentes en él. A causa de lo desarrollado que tiene este, han atentado contra él varias veces .

-Descripción física: Su pelo es rubio claro, característico de la costa, donde nació y creció (lo que pudo) durante su vida humana. Sus ojos eran de un azul turbio, casi mezclado con gris. Pero tras su Abrazo (y eso es una de las cosas que más le llamó la atención), se volvieron de un azul límpido y cristalino, algo translúcido. Su piel, siguiendo con las pautas de los de su raza, es blanca como la cal, marcándosele bajo ella las venas azules que en sus tiempos de vivo habían llevado sangre. Su cuerpo, algo aniñado, eso sí, es terso y elástico. Su agilidad aumenta porque al ser joven, es bastante menudo y se puede mover bastante rápido.

-Descripción del carácter:Es tan sumamente dulce, educado e inocente que a la mayoría de la gente le puede resultar odioso (cuando salga **, será una explicación de esto), aunque tiene un aura atractiva que en el fondo, resulta encantadora.
A pesar de todo, y tal vez a causa de ellos, su actitud calmada, sanguinaria e ininmutable le hace imponer respeto, aunque en el momento en el que huele sangre, pierde toda compostura y no para de beber hasta que se sacia.

-Gustos y preferencias: Sin importar la situación, ya sea estando en una fiesta, en un mercadillo, o simplemente estando por la calle, se mantiene sereno, ajeno al jaleo o al jolgorio. Precisamente por eso prefiere la soledad y la tranquilidad de su casa (ehem, palacete)

-Breve historia del PJ:Nació en la próspera y bella ciudad costera de Génova, en una familia con títulos nobiliarios, con un apellido que jamás desvelará, de arraigadas raíces y auténtica fe en Dios.
Fue el mayor de los tres hermanos, pero en el fondo, se sentía como el pequeño. Al ser él el heredero de todos los títulos, sus padres siempre le tuvieron en palmitas **, llegando su hermana, tres años menor que él, a madurar bastante antes.
Una noche, paseando por el puerto a la luz de la luna, acompañado de su aya, alguien se le echó encima, le desgarró sus ropas, le robó todo lo que tenía de valor, le acuchilló en el pego, perforándole un pulmón y huyó. Para esto, había degollado antes a la pobre anciana.
El olor a óxido de la sangre atrajo a dos seres, que se batieron a duelo frente a los ojos empañados de lágrimas del chico. Finalmente, lo último que recordó antes de una intensa quemazón (y la Sed al despertar), fueron unos ojos verdemar que brillaban en la oscuridad.
Cuando despertó acudió al único lugar al que sabía ir, a su casa.
Se encontró con unos padres muy preocupados, que se horrorizaron al verle entrar en el gran salón de la mansión con su nuevo aspecto.
Nuevamente, de lo último que se acuerda de ellos, fueron sus gritos de agonía al ser desangrados.
No ha vuelto a saber nada de ellos, ni si los convirtió en vampiros, ni nada.
Eso sí, la mansión quedó vacía desde entonces, y la ocupa cuando vuelve de sus viajes/vagabundeo por el mundo.

-Otros: Toca el piano y el violín, porque un requisito que le imponían sus padres a él y a sus hermanos, era que supiesen tocar al menos dos instrumentos.
Es tremendamente narcisista, y se trastorna y se deprime cuando no ve su belleza en los espejos. Su manía es hacer que pasa de largo y mirar de reojo, aunque nunca le funciona…