Descripción

por **Francesco Foscari** Sáb Oct 16, 2010 2:18 am

Coronando una de las amplias avenidas empedradas que circundan la plaza de San Marcos se encuentra esta taberna. Sin duda, el punto de encuentro de todo noble y burgués bienavenido, siempre que no lo sea alguna multitudinaria fiesta nocturna.

Excepto cuando se producen dichas fiestas la taberna suele estar a rebosar. Tres plantas de madera, piedra e impoluto mármol coronado con tejado rojo a dos aguas. Una doble puerta de roble arqueada con filigranas negras conduce a la amplia entrada con sillones de terciopelo , estatuas y una pequeña fuente con motivos religiosos adornando su centro. En la entrada siempre hay algún servicial siervo o amables doncellas prestas a atender a los visitantes: recogiendo sus abrigos, acomodándoles en mesas, ofreciéndoles las mejores habitaciones o sencillamente regalándoles sonrisas. La taberna en sí es amplia, llena de mesas, sillas y bancos de cuidada madera y alargados ventanales guarneciendo las paredes azul celeste y rojas, permitiendo que la luz del sol entre a raudales. Cuadros, estandartes religiosos, flores y rosas aromáticas, la enorme barra siempre reluciendo por la limpieza y un amplio escenario para que actúen los mejores bardos y artistas locales completan los adornos. Cada hora el aroma a vino caro y deliciosos asados impregnan la estancia, de noche iluminada por los cientos de antorchas y candelabros que cuelgan de techo y pared.

Las otras dos plantas constituyen las habitaciones. En la segunda están las más "baratas", por así decirlo, mientras que las alcobas de lujo de los grandes nobles y reyes venidos de otras regiones se recogen en la tercera. En ambas, corredores tapizados de rojo llevan a las estancias de mullidas camas con dosel y colchones de plumas, mobiliario exquisito balcones con agradables vistas a los jardines, la catedral o el palacio ducal, adornos de todo tipo, bañera y lugar de aseo y una campanilla para tener siempre ipso facto a algún criado.

Aquellos dos pisos desprenden siempre un agradable aroma a incienso, debido a los incensiarios que cuelgan de las estatuillas de sonrientes ángeles niños en cada esquina de los corredores.

Si las posadas de los barrios bajos no satisfacen al viajero adinerado, no tiene que pensárselo dos veces para entrar aquí...