Fame dil Diavolo

por **Francesco Foscari** Sáb Oct 10, 2009 1:30 pm

"El Hambre del Diablo", nombre bien escogido para esta taberna rodeada por el agua sucia de los pequeños canales que la rodean. El edificio exterior ya de por sí trae el aroma de la decadencia con sus ventanales mugrientos, su cochambrosa puerta de madera y el chirriante cartel casi ilegible que reza el título junto a un diablillo sonriente que, por suerte o por desgracia, inquieta a cualquier alma pura que profese la religión del Señor. Y no es para menos.

Del interior siempre proviene la algarabía mezcla de gritos, risotadas y eructos de borrachos: mobiliario y jarras de cerveza rotas al estrellarse contra el suelo (o contra la cabeza de alguien). De cuando en cuando se une al caos el sonido de algún laúd o un violín desafinado, de todo menos música.

La sensación opresiva se incrementa al entrar: calor asfixiante, olor a sudor y cerveza barata. Apenas se puede andar por la cantidad de cuerpos que se mueven empujando mesas redondas, sillas de madera, cuerpos de risueñas prostitutas o tu propio cuerpo, tirándote a un suelo de baldosas ennegrecidas, de a saber qué color original, y húmedas por las bebidas derramadas. El lugar apenas permanece iluminado por unas escasas antorchas que proyectan más sombras que luces, y casi ilumina más la brasería que ocupa el centro de la estancia, para asar y degustar todo tipo de carnes (sí, TODO TIPO de carnes), aunque el menú del establecimiento no es lo que se dice apetitoso y desde luego no aprobaría ningún control de sanidad...

En el segundo piso están las habitaciones. Pasillo estrecho, estancias aún más estrechas, crujiente madera carcomida por las termitas y duros e incómodos colchones; no hay más mobiliario en cada una que un destartalado armario y un baúl, además de algún que otro cuadro horrendo que no habla muy bien del gusto artístico del posadero.

Y hablando de los gustos del posadero y sus amigos, la taberna oculta un terrible secreto: y es que en el sótano se organizan peleas de gallos y de animales... al menos a simple vista. Oculto a ojos de la Guardia el entretenimiento es aún más oscuro, puesto que el tabernero es líder de toda una red de esclavistas que utiliza a los desafortunados, en gran medida gattos y humanos sin porvenir, como esclavos; tanto en peleas contra bestias, adquiridas en el mercado negro, como de juguetes de placer. Los esclavos permanecen encerrados en lo que los esclavistas denominan los "establos": una hilera de jaulas junto a los animales, en gran medida peligrosos. Las luchas tienen lugar en un improvisado y pequeño coliseo y las apuestas corren como la cerveza. Los esclavistas no pueden huír, porque cuando no están encerrados permanecen bajo el control de drogas y poderosas sustancias mágicas traídas por magos de tierras lejanas. El mercado negro da sus frutos.

Si no eres un diestro asesino de los suburbios, o no vienes aquí buscando aventureros y cazarrecompensas que contratar, será mejor que te mantengas alejado...

por **Scorpio Cavalleri** Miér Oct 14, 2009 7:59 am

Tras haber pasado un buen rato con una rubia jovencita y haber tirado su cadáver al río, pasea por las distintas calles del barrio más pobre de la ciudad, adentrándose cada vez más en klugares más oscuros y menos poblados...

Tal vez sea eso lo que busque, tal vez no... Realmente se deja arrastrar por sus pies y por su instinto como si se tratase de una corriente de agua. Hasta que sus finos oídos captan bullicio. Se acerca a la fuente, tentado de la posibilidad no de beber o comer algo, si no más bien de observar a los humanos en sus actos más simples y bochornosos...

Termina por bajar las escaleras y acceder a la taberna. Pese a que elolor es bastante opresivo, así como la diversa gente, unos hebrios y otros en actitudes algo más que cariñosas con las mujeres, no le molesta lo más mínimo, le resulta indiferente y se adentra, vestido con unas ropas que allí desencajan, una camisa de chorreras negra de aspecto caro y unos pantalones de color verde oscuro, que resaltan más sus ojos.

Los cuales van mirando a su alrededor como si estuviese viendo y escuchando un espectáculo privado brindado por eructos e insultos. No roza a nadie en lo que eesquiva a gente hasta alcanzar finalmente la barra, donde apoya los codos y se queda con la vista perdida por la taberna.

por **Grazia Manfredi** Miér Oct 14, 2009 8:14 am

Se sentía desnuda y vulnerable sin su piedra de ópalo colgada del cuello, pero se la había dejado a alguien que la necesitaba más. Le daba rabia no haber sido escogida para llevar a cabo aquella incursión en territorio enemigo, pero tenía que reconocer que no estaba todavía en óptimas condiciones después del combate de hacía dos semanas.
Puesto que era una simple gatto que necesitaba siglos para reponer sus escasas dotes mágicas - aún en el caso de un duelo mediocre como el que había realizado - se resignó a ser considerada como convaleciente por su grupo, al menos de momento. ¿A dónde podía ir alguien que se subía por las paredes cuando la dejaban fuera del plan, y que encima iba vestida de aquella manera?
Llevaba puestos unos mitones negros, un vestido del mismo color que no llevaba enaguas y unas botas de cuero que no pegaban nada con el resto del conjunto. La falda, para ser fiel a su costumbre, estaba cortada a la altura de las rodillas, y no precisamente de forma lineal. Sus piernas estaban cubiertas por unas medias gruesas que presentaban arañazos, y el cabello rojizo parecía haber cobrado viva propia: estaba revuelto y echado impacientemente hacia un lado.
Únicamente su rostro diferenciaba a Grazia Manfredi de una niña revoltosa que hubiera estado jugando todo el día a esconderse por el bosque. Alguien así solo podía ir a la taberna más apestosa de Venecia, y era precisamente lo que pensaba hacer.
Pidió una jarra de cerveza y vació la primera mitad de un largo trago. Luego se pasó el dorso de la mano derecha por los labios con delicadeza y emitió una especie de ronroneo. No estaba tan agria como de costumbre.

por **Scorpio Cavalleri** Miér Oct 14, 2009 8:21 am

Tiene que apartar un par de veces los codos ya que los hombres que tiene al lado no paran de tirar más cerveza fuera que dentro de sus gaznates... Ni aunque tuviese sed se alimentaría de esos, deben tener tanto alcohol corriendo por sus venas que seguramente el borracho acabaría siendo él..

Y eso sin mencionar el olor... Y hablando de olores, uno distinto se cuela en la estancia. Como unlobo oteando, alza suavemente la cabeza, dejando que el pelo deje de destaparle parte del rostro, y olfatea un par de veces sin ganas ni necesidad de disimular, peores gestos se hacen por ahi...

Y al segundo tiene su mirada aguamarina e impenetrable fija en la mujer gato. La sigue con la misma en lo que ella llega a la barra, pensando si será tan maleducada como la que conoció y si, es su caso, podría comprobar si chillaba como los gatos cuando los matabas...

Sus particulares dudas no se manifiestan en su rostro, aunque tambien se formula otras más curiosas y menos sádicas que tampoco desvela...

Simplemente observa, lo que más le gusta y lo que mejor se le da.

por **Grazia Manfredi** Miér Oct 14, 2009 8:27 am

Se giró cuando notó una mirada clavada en su nuca. Odiaba aquella sensación, pero no fallaba nunca: allí estaba el autor de su incomodidad, un chico joven vestido demasiado pulcramente para aquel lugar.
Mantuvo el contacto con sus ojos de forma descarada, esperando que fuese él quien apartara la vista, y mientras tanto dio otro sorbo a su jarra y se tomó su tiempo para evaluar al muchacho.
Por su aspecto se diría que no había tenido que ganarse el pan en su vida, posiblemente de familia noble. ¿Qué hacía un niño de alta cuna en aquel lugar alejado de la mano de Dios? Quizá se aburría recluído en su palacio y había decidido salir a explorar, ávido de vivir las aventuras que habría leído en alguno de los libros que a Grazia le estaban vedados.
Hubiera dado cualquier cosa por saber leer, pero ya era tarde para ella y nadie había tenido nunca el interés necesario para enseñarla. Enarcó una ceja, dejándole claro al otro que podría pasarse así toda la noche si era necesario.
No creía que el chico fuera a aguantar demasiado lejos de la protección de su escolta personal. ¿Aventuras? Las tendría, seguramente... pero quizá no con el resultado que había esperado. En aquellas calles no paseaban las princesas vestidas de plata que se convertían en cisnes al dar las doce, ni tampoco los dragones de escamas duras como el pedernal a los que los caballeros sin mejor ocupación combatían para hacerse un hueco en la historia.
No.
Solo en aquel sitio de mala muerte solo se toparía con la escoria de la ciudad: rateros y asesinos sin ningún escrúpulo que no dudarían en ensartarlo con sus espadas para quedarse aunque fuera con una manga de su camisa.

por **Scorpio Cavalleri** Miér Oct 14, 2009 8:36 am

Si en cierto modo se espera que le devuelva la mirada, o no, no lo deja ver en ninguna de sus facciones.. Lo que está claro es que, siendo como es, no va a ser él el que aparte la mirada, mostrando una mezcla de indiferencia y curiosidad pero está demasiado enterrada como para que se pueda dar cuenta.

Ni siquiera se para a pensar en que sus ropas no adecuan nada en este sitio, ni tampoco las miradas que ya le dedican algunos más sobrios y peligrosos que la mayoría de borrachos... Todo pierde importancia en ese choque de miradas, pese a que ni la intensifica ni indaga más alla.

Como si de un perfecto imitador se tratase, alza una ceja igual que ella, quedándole un gesto juvenil y atractivo. Aora es él el que le dedica un vistazo rápido antes de volver a mirarla... Y un levísimo amago de sonrisa se esboza en sus labios...

Lleva unas medias arañadas. Otra duda más, ¿ se las habrá arañado ella misma por... Algo en especial?. Las ganas de saber más cosas sobre esos seres aumentan, especialmente en buscar similitudes con los gatos corrientes...

Y se sume tanto en sus pensamientos que no se percata de que alguien le está metiendo mano en el bolsillo... Hasta que siente el pulso detrás suyo, nervioso, el movimiento, el roce con el pantalón... Y en apenas un instante en el que él mismo parece una figura borrosa, toma al hombre por la muñeca con una fuerza considerable y gira hacia él.

La mirada que le dedica es de una peligrosa advertencia, durante un par de segundos antes de soltarlo de un empujón que casi lo lanza contra la mesa. Y, como si no hubiese pasado nada ya que nadie se ha fijado, y el que se ha fijado lo habrá atribuido al alcohol, se gira de nuevo hacia la mujer gato, volviendo a enarcar la ceja como si formase parte del juego.

por **Grazia Manfredi** Miér Oct 14, 2009 8:44 am

Continuó con aquella muda lucha de titanes hasta que casi sintió lástima por el chico. Si realmente era el niño mimado que se imaginaba, no le costaba nada dejar que creyese que había ganado. Podría fingir que bajaba la vista intimidada y darle la oportunidad al cachorro de regresar a su castillo con gesto triunfal, a contarle la hazaña a su papaíto.
Fue entonces cuando el muchacho demostró tener unas habilidades que Grazia no había sospechado ni por asomo. Procuró no demostrar su sorpresa, pero se quedó con la jarra en alto mientras duró el breve forcejeo entre el joven y el borracho que pretendía, con poco tino, robarle la bolsa.
Resulta que ella conocía al ratero en cuestión, un bribón que una vez le había tocado el trasero a través de la falda y se llevó un arañazo como respuesta, y no pudo evitar que una sonrisa irónica asomara a sus labios. Sin duda aquel tipo se lo merecía, y si el chico no le hubiera retorcido la muñeca habría ido ella misma a interceder a favor del ricachón.
Se acercó a él movida por aquella curiosidad que su reacción le había dado y todavía le miró un rato en silencio antes de hablar, sin prisas, porque era mejor callar y parecer ignorante que abrir la boca y disipar las dudas.

- ¿Soléis descender a menudo de las alturas para castigar de ese modo a los menos afortunados, señor? - Inquirió.

Su deje burlón era más que evidente. Se acabó el contenido de su jarra y la dejó sobre la barra, provocando en el mesonero la reacción instantánea de rellenársela. No lo había pedido, pero tampoco se quejó.

por **Scorpio Cavalleri** Miér Oct 14, 2009 8:58 am

Estúpido humano... Lástima que arrancar brazos terminase por mancharlo, porque lo hubiese hecho gustoso... Bueno, eso, y la cantidad de gente que hay, aunque es un detalle que en comparación con su ropa, escogida totalmente al azar de su bolsa de viaje, resulta nimio.

Y le aguanta la mirada a la mujer, observando como se acerca hasta que se para enfrente de él. Si detecta la burla en el rostro de ella no da señales de ello, y tampoco habla, simplemente aguarda en lo que al tenerla más cerca sus dudas aumentan.

Ante su pregunta alza la cabeza y mira alt echo, como si hubiese tenido que caer de algún lado cuando estos días no residía lejos de aquí... Con el gesto parece todo lo contrario que sus ropas indican, es decir, estúpido, otra visión alejada... Pero qe las apariencias engañen en ocasiones resulta sumamente entretenido:

- Yo no desciendo de ningún lado... Vivo en la tierra- Tal vez vivir no sea el término adecuado, pero da un par de pisotadas en la sucia madera para indicarle que no baja de ningún sitio, por si acaso. SU voz es suave,modulada y atrayente de forma natural, como música para los oídos...

Pero no puede contener una pregunta que a él le parece sumamente importante:

-¿ Ronroneáis?- Pregunta totalmente en serio, aunque cualquier lo diría por el matiz indiferente, que engaña al brillo, muy ligero, de curiosidad de su mirada... Y sin darse cuenta en absoluto le ha lanzado una indirecta sobre lo que es.

por **Grazia Manfredi** Miér Oct 14, 2009 9:33 am

- Hay muchas tierras. - Respondió Grazia, tajante.

No admitía réplicas sobre aquella cuestión: unificar todo el planeta como si sus habitantes fueran una masa de personas que bailaban al mismo compás era sumamente hipócrita. Los afortunados caminaban sobre la superficie con aire altivo, mientras los parias estaban bajo el suelo ahogándose en su propia inmundicia, y sosteniendo a los del primer grupo.
Su jarra de cerveza continuaba intacta ante ella, como testigo mudo del intercambio de palabras que tenía lugar entre aquellos dos seres tan extraños, tan diferentes. La gente que había a su alrededor pasaba sin verlos. ¿Por qué iban a fijarse en ellos? A pesar de las ropas del joven y de los cabellos de fuego de la mujer, no eran la pareja más pintoresca del lugar.
Un par de individuos se peleaban a grito pelado, con puñetazos incluídos, unos metros a su izquierda. Algunas cortesanas hacían las delicias de los beodos sin aparente pudor, con escotes que enseñaban absolutamente todo el pecho e incluso el ombligo.
No, definitivamente no llamaban tanto la atención.

- Nada de eso, señor. Solo gruño. - Respondió, ligeramente a la defensiva por aquella intromisión tan directa en su intimidad. - Hace falta más que una cerveza para hacerme ronronear.

No creía que el jovencito fuera a escandalizarse por aquel comentario, que no pretendía en absoluto ser una insinuación. Solo quería saber quién era aquel muchacho tan observador y qué demonios estaba haciendo allí, en medio de un nido de ratas donde destacaba como si fuera un león.

por **Scorpio Cavalleri** Miér Oct 14, 2009 9:44 am

Le da por pensar o que ha bebido demasiado o que esa mujer no está muy bien... ¿ Muchas tierras?. Si sólo hay una... Y aunque no capta a que se refier,e lo responde por mera intuición:

-No, sólo hay una- Responde él con calma, matizando después su frase como quien no quiere la cosa- Lo que hay son dueños.- En ningún momento su tono de voz, pese a ser perfecto, varía, se expresa calmadamente y sin mostrar diversión o burla en su voz, aunque se permite esbozar un muy fino amago de sonrisa sagaz en su rostro...

Debe ser muy interesante ver cómo ronronea,y ya le ha respondido a su pregunta con ese comentario que él no nota ni que es algo cortante:

- Entonces ronroneaís... Oleis distinta, y vuestro cabello...- Su mano se mueve otra vez como movida por el aire, un gesto suave y efímero que no llega a alcanzar su pelo- Es como el fuego.- Exclama, maravillado al poder ver algo tan similar sin que resulte peligroso acercarse, aunque en su rostro esa sorpresa no se manifiesta.

por **Grazia Manfredi** Miér Oct 14, 2009 9:53 am

No supo si el chico era realmente tan inocente o solo fingía. Se inclinaría a creer lo primero atendiendo a su edad, pero no podía olvidar lo que le había hecho al hombre que había intentado robarle, y su mirada tenía algo... Apartó la vista rápidamente cuando se dio cuenta de que se había quedado observándole con demasiada devoción. Se maldijo por haber apartado la vista, pero de todos modos ya estaba hecho. Aprovechó el gesto para beber de su jarra.

- ¿Distinta a quién? - Preguntó.

Se volvió hacia él justo a tiempo para ver aquella mano que avanzaba hacia su pelo, y sin pensarlo alzó el brazo derecho para protegerse del contacto no deseado. Doblando el codo interpuso su antebrazo entre el chico y ella, aunque él se detuvo antes de llegar a impactar.
Grazia relajó lentamente la postura y se dijo que su reacción había sido exagerada. Sólo era un muchacho... pero sus sentidos animales estaban alerta. Inquieta sacudió la cabeza, provocando que su pelo abandonara la pose artificial a la que lo había sometido y cayera libremente cubriéndole la cara.
Exasperada lo apartó hacia atrás, poniéndolo detrás de sus orejas.

- ¿No os han dicho lo que pasa si jugáis con fuego? - Comentó.

por **Scorpio Cavalleri** Miér Oct 14, 2009 10:01 am

Enarca una ceja ahora de forma imperceptible ante la reacción de ella, pero como no le molesta en absoluto y pese a que la tentación de tocar ese pelo rojo coomo la sangre, el fuego, el atardecer, dos cosas de las tres que ya no podría volver a ver, se mantiene, la controla a la perfección y de un movimiento casual retira la mano.

Ante su pregunta abarca con una mano, sin vergüenza o miedo alguno, a todo el bar, puesto que él está convencido de que ya ha averigüado lo que es, Stella no tardó demasiado:

- Al resto de... Animales- No dice humanos por qué la escena de la pelea, además de insulsa, le parece de animales... La tentación de cortarles el cuello a ambos para que se estén callados se le pasa por la mente, pero se está quietecito de nuevo, mirándola fijamente a la mejilla, reclamando la atención de sus ojos de forma silenciosa.

Ante su pregunta asiente, sin mutar su expresión:

- Os quemaís... Pero vuestro fuego no arde, es bello... Quiero tocarlo...- Le suelta de repente y sin pensar, y es que realmente no puede evitarlo, ver, tocar esa cascada rooja, asalvajada, es más tentador que toda la taberna a la vez.

por **Grazia Manfredi** Miér Oct 14, 2009 10:09 am

Grazia tenía los sentidos algo embotados por las dos jarras de cerveza que llevaba encima, pero no tanto como para no ir atando cabos. Suspiró, reprochándose el haber cedido a sus prejuicios cuando sabía perfectamente que aquel era el fallo que jamás se debía cometer, y negó con la cabeza para sí misma.
Era un chupasangres.
Aquello podría haber representado un peligro fuera, en algún callejón solitario, pero no creía que fuera a atacar a nadie con la taberna llena de gente. Era su oportunidad para observar de cerca a uno de aquellos seres con los que nunca había tenido muchas ocasiones de intimar.
Se acercó un paso al chico sin pensarlo y esta vez fue ella la que alargó la mano hacia su rostro, aunque sin intención de tocarlo realmente. Casi podía sentir el frío en las yemas de los dedos, aunque fuera puramente sugestión ya que estaba a varios centímetros de la piel del muchacho.
Bajó la mano.

- Quizá porque soy más animal que la mayoría. - Dejó caer.

No tenía dudas de que el joven había averiguado ya a qué raza pertenecía, y se sintió orgullosa de poder reafirmarse como gatto ante alguien que sabía la verdad. No le gustaba fingir que era humana para ser aceptada, pero a veces no tenía más remedio, y se sentía como una traidora a los suyos. Alejó aquellos pensamientos poco prácticos de su mente y se centró en el asunto que la ocupaba.

- No podéis saber que no arde, señor. - Replicó. - A veces las llamas que no se ven son las que más duelen.

Sonrió enigmáticamente.

por **Scorpio Cavalleri** Miér Oct 14, 2009 11:02 am

La observa alzar la mano, al parecer el interés, o la curiosidad o como bien se llame, era mutua... Y él en ese tipo de casos no era de los de rechazar nada, a menos que se volviese tan entretenida como la maga, pero demasiado... Sugestiva para su gusto, le seguían sin gustar las llamas que convocó por nada.

Se ve tentado de ladear el rostro para que ella acabe de cerciorarse de lo frío de su piel, pero no lo hace puesto que ella baja la mano y escucha sus palabras:

- Lo sabía- Responde simplemente. No va a comentarle que se encontró con una de las suyas hace poco, no lo ve necesario, y con esas dos palabras resume todo en lo que andaba pensando, o más bien todo en lo que pensaba y que se podía decir.

La escena en mitad de ese particular escenario es bastante surrealista, porque él no encaja en absoluto, al menos esta noche, con el ambiente que allí se lleva, y si a eso se le añaden su belleza sobrenatural y esa aura, esa presencia que emana de él en baja intensidad de forma inconsciente y que, pese a que le falta entrenamiento, ya es capaz de llamar la atención de más de una cortesana, hacen que vayas miradas vayan a ambos, miradas que, obviamente, ignora por completo.

Ante su último comentario su mirada se vuelve más augileña, divertida y con un cierto brillo que apenas dura un par de segundos... Por la sonrisa de ella no desvela nada, y eso es otra cosa que le provoca más curiosidad aún, como si se tratase de un libro del que sólo ha visto la tapa...

Los libros ya abiertos desde el inicio le aburrían sobremanera:

- Entonces...- No pide permiso cuando su mano, dando un paso él también hacia el frente, siendo algo inteligente esta vez, se mueve a una velocidad sobrenatural, apenas un reflejo en el que ya ha atrapado uno de los mechones del pelo de ella...

El tacto de su mano sobre el pelo es suave y frío, tanto que ella seguramente notará la caricia pese a no ser una en sí misma... Y como se esperaba, no arde, aunque cualquiera lo diría por el color:

- Es cálido...- Ya no sabe cuanto tiempo hacía que no pasaba un día bajo el Sol- Y no duele- Responde una obviedad que para él no lo es, ladeando apenas unos centímetros el rostro y mirándola fijamente, jugueteando con el mechón y sin soltarlo, sin percatarse de que puede resultarle incómodo.

por **Louis Bertrand R.** Jue Oct 15, 2009 7:32 am

Una alta figura entra en el local silbando como quien no quiere la cosa. El bar está a rebosar de gente, todos hablando, comentando, hasta alguno gritando. Ante esto último, Louis se lleva el dedo meñique a la oreja y la rasca como muestra del dolor de tímpanos que sufre de golpe.

Avanza sin parase a mirar algo que no fuera ~~el trasero~~ el rostro de alguna bella damisela que paseara por aquel antro, y se sentó de manera descuidada en la silla. Le guiñó el ojo a una rubia que servía bebidas. Pero seguro que no trabajaba ahí.

- Una cerveza, querida... - Suelta con voz masculina y una sonrisa más que usada para estos casos y la chiquilla, más pintada que un ventanal de la Santa Madre Iglésia, se sonroja para desaparecer entre la gente con la safata de madera en su pecho, como emocionada.

No había perdido la práctica, al fin y al cabo.

por **Zarek Valentine** Jue Oct 15, 2009 7:49 am

Aún seguía en busca de información de esa maldito gatto,y pensar en ella provocó un ligero hormigueo en los arañazos ya cicatrizadas que aquella estúpida criatura había dejado en su espalda,corrompiendo su piel con esas garras.La próxima vez no se libraría de él.

Entró en el bar,sorteando a un par de prostitutas y saltando con elegancia por encima de los borrachos tendidos en el suelo,y se sentó en una mesa al fondo,lejos de la gente.Sacó una moneda de la bolsa,y la hizo girar entre sus garras de plata,mientras observaba a los presentes,intentando decidir a quien de ellos destriparía para sus oscuros propósitos.

por **Louis Bertrand R.** Jue Oct 15, 2009 7:57 am

Tra pegarle un cachete al culo de la chica que le había traido la séptima cerveza ya, la deja encima de la mesa de manera fuerte, haciendo estruendo, pero no demasiado como para que el ruido narural del bar cesara y se centrara todo en él.

- Venga, vamos Cécile, tengo un ... tengo mi casa. - No estaba borracho, pero tenía un poquito de lapsus mental. A veces no sabía ni que iba a decir. Solo estaba contentillo, ni siquiera su voz había cambiado. Alargó la mano hasta que quiso coger la cintura de la chiquilla, que con suerte le llegaba a los hombros, y rozando. Era alto.

Y tanta mala pata que esta se escabulle con una risita, que hace que Cross se caiga casi al suelo, pero lo consigue evitar, apoyando la mano al suelo. Se levantó bruscamente entonces y casi se da de bruces contra una mesa donde había sentado un hombre que hacia rato que entró.

Tal fue su descuido de fuerza, que la mesa casi se lleva por delante al hombre. (Zarek)

FDR: ¿Lo entiendes más o menos? ._.

por **Zarek Valentine** Jue Oct 15, 2009 8:05 am

Detuvo la mesa con su pie,antes de que esta lo aplastase contra la pared.La separó,manteniendo toda la calma del mundo,pasándose la mano por el pelo,y mirando al hombre que había provocado ese pequeño incidente.Sus ojos no mostraban la más mínima emoción,al fin y al cabo,la mesa nunca le hubiese alcanzo y darle importancia a algo tan trivial no era su estilo.

Se pone en pie,sacudiéndose la ropa y tendiéndole la mano al hombre para que se pusiese en pie,una mano cuyos dedos estaban engarzados en garras de plata.Le sonrió con falsa amabilidad,aunque el hombre no lo notaría,al fin y al cabo,Zarek era demasiado buen actor.

-¿Se encuentra bien,caballero?

por **Louis Bertrand R.** Jue Oct 15, 2009 8:14 am

Ops, vaya.

Descontrol.

- No hace falta, gracias. - No cogió su mano, y tampoco se alteró mucho al ver ese metal, pues no es que estubiera en sus cabales.

Eso fue todo lo que dijo mientras se levantaba para ponerse su sombrero negro encima de su melena roja como el fuego, haciendo que casi le tapara la vista, y que él no pudiera verle los ojos, pero Louis sí a Zarek. No notó nada en su sonrisa, es más, no estaba en muy buen estado. Ni siquiera le hacía caso al a muchacha con la que habia intentado tener algo esa noche. Mujeres... ¿qué tendrían que le gustaban tanto?

- No me trates de caballero. Apenas debo ser unos pocos años mayor que tu... Aun puedo dar lecciones, muchacho. - Aunque sabe bien que de muchacho aquel más bien nada. Se llevó la mano enguantada a la perilla observándolo. - ¿Me permites compensarte esto? ¿Sí? Venga... Algo para beber, y no de lo que me has servido antes.. ¿ves aquella botella? Sí, esa, amor. Pues tráela, vamos. - La chica enarca una ceja sin saber del todo que está diciendo. Esa botella era cara... - Oh, vamos, no es tan complicado. Vas, la coges y la traes. ¿O será verdad eso de que la rubías sois todas tontas? - Añade con enarcando la ceja, divertido.

A todo esto, con un solo brazo, vuelve a poner la mesa en su sitio, dejando escapar algun que otro bostezo, y una silla que había por ahi sin nadie con su apestoso culo encima, sentándose al revér, con la espalda de la silla de cara a él. Un sentar bastante juvenil.

- ¿Te sientas, nombre desconocido? - Añade con toda la confianza del mundo.

por **Zarek Valentine** Jue Oct 15, 2009 8:21 am

Retiró su mano y se volvió a sentar en su sitio,estudiando al hombre.Parecía bastante raro,pero al fin y al cabo,las personas extravagantes eran las más interesantes,y por lo menos así tendría algo de entretenimiento,antes de salir de "caza".

-Mi nombre es Zarek Valentine...y si no lo llamo "caballero",¿cómo se supone que he de hacerlo,señor?

Se presentó,preguntando a continuación el nombre del hombre.Era algo más alto que él,cosa poco común en aquella ciudad y no se podía negar la atracción que provoca en las personas,ya fuese por su aspecto o por su forma de actuar.

por **Louis Bertrand R.** Jue Oct 15, 2009 8:33 am

La muchacha, sorteando borrachos peores, mucho peores que Louis, se les acerca con un par de vasos de metal y la botella, la cual deja de manera sonora encima de la mesa. Estaba enojada por lo que la había llamado.

- Oh, vamos preciosa. Era una broma. - Añade Louis sin mirarla y cogiendo un vaso para examinarlo. - A todo esto... el vaso está sucio. Rébajame un par de monedas de oro. Sabes bien que puedo hablarlo con aquel... - Señaló con la cabeza a cierto gordo de la barra. - de allá. ¿No?

Su mirada mientras decia la frase, se trasladó del hombre de la taberna hacia la chica, que, roja, se molestó y se fue de allí a trompicones.

- Mujeres... - Deja el vaso y se sirve el vino. Antes de darle un sorbo, se apretó el dedo índice en la frente, unos segundos. Había que centrarse. - ¿Cómo dices? Tutéame, joder. No es tan complicado ... Zarek. - Sorbió un poco de vino mirándolo a través del sombrero. - Yo soy Bertrand. Un placer. - Oh, claro que no iba a decirle su verdadero nombre completo. Eso sería arriesgar su vida. Aquella ciudad era un maldito hervidero de chismosos. Sobre todo ellas. Cuanto más buenas en la cama, más hijas de su madre eran.

- ¿Qué te trae por estos lares, Zarek? ¿Mujeres? ¿Bebida? ¿Luchas con pollos?... - A esto último lo nombra con ironía más que marcada. Le encantaban las gallinas. Es más, había venido porque habia sentido que habían luchas de gallinas en lo sótanos de ese local.

por **Grazia Manfredi** Jue Oct 15, 2009 8:35 am

Spoiler:

Parecía que su cabello rojizo le atraía como a una polilla la luz. Grazia no tuvo tiempo de evitar que el chico atrapara un mechón entre sus dedos, pero alzó la mano de nuevo como reacción, cogiendo con delicadeza la muñeca del joven y constatando que en efecto su piel era fría y perfecta como el mármol. Carecía por completo de cualquier arruga, mancha o marca que denotara su origen humano: era totalmente el miembro de una estatua.
Se estremeció sin poder evitarlo y trató de liberar la presa de su pelo, pero como sabía que su fuerza - pese a no ser despreciable - no podía compararse a la de aquel ser de la noche, se limitó a hacer un amago de apartarle para que captara la intención y se retirara por voluntad propia. No estaba bien ir tocando el pelo de la gente, y más si esa gente le sacaba a uno... ¿cuántos? ¿Seis, siete años? Por la apariencia del muchacho lo parecía, aunque obviamente para aquellos seres no valía el cómputo normal. Podía estar anclado en la veintena desde hacía doscientos años, y no tenía modo alguno de saberlo con certeza.

- No duele, ahora no. - Repitió, más para sí misma que para el vampiro. Luego pareció recuperar la conciencia de dónde se encontraba. - ¿Qué hacéis aquí? No parecéis pertenecer a este lugar.

No era una pregunta hostil, sino simplemente una cuestión movida por su curiosidad innata. Su voz continuaba siendo grave y suave, pero al lado de la del chico parecía el torpe cacareo de una gallina.
Grazia sabía que los de su especie podían obrar aquel efecto en los demás, pero jamás lo había experimentado en sus carnes. Ahora, al lado de aquel Narciso de carne y hueso, se sentía como la más insignificante de las criaturas.

por **Zarek Valentine** Jue Oct 15, 2009 8:41 am

-Lo mismo digo Bertrand...un auténtico placer...

Aunque aún no sabía si lo era,dependiendo del provecho que pudiese sacarle a la situación,que siendo él,sería bastante.

-En realidad...estaba buscando algo de información.Mi querida hermanita se ha escapado de casa y estoy intentando encontrarla para razonar con ella...Mujeres...

Suspiró con resignación,encogiéndose de hombros y levantando las manos con expresión dramática.En realidad,seguía en busca de esa dichosa gatto,para ponerle un bonito collar y un buen par de cadenas.

por **Louis Bertrand R.** Vie Oct 16, 2009 6:11 am

Estaba inmerso en gallinas y pollos, cuando escucha en una misma frase "hermana" y "desparecida". Vaya, una linda gatita qué buscar por las calles de Venecia... Nunca llegaría a saber la razón que tenía el pelirrojo en esos momentos.

- ¿Información? Pareces tratar a tu própia hermana con descuido y deslealtad. Si yo fuera vos, estaría buscándola sin cesar, chico. - Efectivamente, pero el caso es que él no tenía hermana desde que se la arrebataron de forma casi inhumana. Enarca una ceja apoyando la cabeza en una mano enguantada de negro mientras su cabellera roja como el fuego le caía por la espaldas y algunos mechones por delante. Sin duda, su forma física llamaba la atención. - Algo le habrá pasado para que se fuer así.

No sabe porque, pero no se lo cree del todo. Se acomoda en la silla al revés, estirando sus largas extremidades, haciéndose mover su crucifijo encima de la chaqueta negra y en su defecto, una peuqeña cinta celeste que le colgaba de ella, medio chamuscada.

por **Zarek Valentine** Vie Oct 16, 2009 7:49 am

-Ya sabes cómo son las mujeres,si no quieren ser encontradas,nunca lo harás,a menos que sean ellas las que se muestren ante ti...y conociendo a mi hermana,estoy seguro de que si ella no quiere,por mucho que la busque,no la encontraré...Es muy...escurridiza...

No da demasiados detalles,tampoco le interesa buscar más mentiras por el momento,y mucho menos,cuando ve el brillo que producen las luces del local sobre el crucifijo del hombre.Reprime una mueca de desagrado,ocultándola tras una falsa sonrisa,tensándose instintivamente.

-Bonito crucifijo,Bertrand...¿Es un hombre religioso?

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Fame dil Diavolo

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