Descripción

por **Francesco Foscari** Sáb Oct 16, 2010 5:22 am

El camino hacia los pantanos que una vez estuvieron abandonados y que ahora poseen la ciudad del agua, es peligroso, lento, y cansado. El polvo del camino se va acumulando bajo los pies de los hombres que no pueden costearse un viaje por mar, o que permitirse un caballo seria un lujo demasiado grande.

Todo ese polvo y esa pobreza se arrastran hasta llegar aquí, donde se les ofrecen mesas a buen precio y camastros donde descansar sus sufridos cuerpos hasta el amanecer siguiente. Pero por supuesto, este nido de ratas y malas comidas que lanzan su olor desde la diminuta cocina, no es solo una simple posada donde por las noches las bebidas alcohólicas abundan y las mujeres de la vida acompañan la velada con sus dulces pero maltratadas carnes.

No, este lugar ofrece más posibilidades. Aquellos que quieran refugiarse, lejos de la guardia de la ciudad, o hacer algún encuentro o negocio secretos, saben que en el la discreción esta más que asegurada. No es un lugar completamente seguro ni en el rincón más iluminado, y si demuestras ser peligroso, es muy posible que un grupo de ladrones y asesinos reclamen por tu molesto pellejo.

Suelo de madera que cruje con cada deslizar de pies, hombres de vidas difíciles y turbias sentados alrededor de una mesa carcomida por los gusanos y manchada de las bebidas caídas, acompañadas de sus cristales rotos, camareras deslizándose con jarras de cerveza de mesa en mesa, evitando las manos demasiado atrevidas mientras que, por encima del barullo, se oye la voz de un pobre cantor al que nadie presta atención. Unas escaleras de aspecto un poco más solido que el resto del local suben hasta las habitaciones, que son pequeñas y no disponen más que de un jergón de paja cubierto con una manta de lana, picante y sucia. A veces las ratas despiertan a los viajeros al empezar a mordisquearles la nariz, pero para tener la única habitación decente, tienen que pagar un precio que, de nuevo, no pueden permitirse.

Al lado de la posada pasa un pequeño riachuelo que conduce a la ciudad, en el cual los caballos beben de su agua, mientras que, de vez en cuando, un cadáver de algún viajero poco prudente aparece flotando