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Under My Feet (privado)
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Under My Feet (privado)
Shaitan habia regresado al Nido, otro trabajo que recordaba a los miembros del loto porque el gremio era mas valioso como aliado que como enemigo y que no era bueno jugar con ellos si uno no queria acabar quemado o sin corazón. Como el que dejo sobre la bandeja de uno de los sirvientes del Aguila. A él le pedían y el obedecia, sin pensar en a quien eleminaba, alejar su mente de sus sentimientos ahi residia la clave, dejar que el animal de su interior le poseyera y entonces dejarse llevar por la sangre.
Sangre que en esos momentos practicamente le bañaba, manchando su piel con una costra casi negra, parte de ella le pertenecia a él, pero era un minimo comparado con la de sus enemigos. Para aquellos que no pertenecian al gremio Shaitan no era humano si no un demonio venido del desierto para manchar con sangre las calles de Venecia.
Pero el demonio era un hombre, un ser vivo que comenazaba a notar el peso de la edad y de la soledad. Nadie queria acercarse demasiado a la bestia, le deseaban si, pero solo deseaban su parte animal, ignorando por completo su corazón humano, la mayoria nisiquiera sabia que ya hablaba con fluidez el italiano, pero era mejor asi, abrir determinadas puertas era arriesgarse a sufrir.
Se dejo caer sobre uno de los cojines y se hizo con una de las pipas de las Sishas, dandole una profunda calada a la mezcla de opio y tabajo de manzana.
No tardaron mucho en servirle un té.
Sangre que en esos momentos practicamente le bañaba, manchando su piel con una costra casi negra, parte de ella le pertenecia a él, pero era un minimo comparado con la de sus enemigos. Para aquellos que no pertenecian al gremio Shaitan no era humano si no un demonio venido del desierto para manchar con sangre las calles de Venecia.
Pero el demonio era un hombre, un ser vivo que comenazaba a notar el peso de la edad y de la soledad. Nadie queria acercarse demasiado a la bestia, le deseaban si, pero solo deseaban su parte animal, ignorando por completo su corazón humano, la mayoria nisiquiera sabia que ya hablaba con fluidez el italiano, pero era mejor asi, abrir determinadas puertas era arriesgarse a sufrir.
Se dejo caer sobre uno de los cojines y se hizo con una de las pipas de las Sishas, dandole una profunda calada a la mezcla de opio y tabajo de manzana.
No tardaron mucho en servirle un té.
Mordab Al-maut- Brujo
- Cantidad de envíos : 13
Fecha de inscripción : 15/12/2009
Re: Under My Feet (privado)
En algún rincón de la sala Xia descansaba el tiempo que le quedaba para salir en busca de chismes, rumores o susurros dichos por las esquinas. Nadie decía nada abiertamente en Venecia, las sombras susurraban y Xia las espiaba. Ese era el trabajo con el que mas útil le era al amo. La información era poder y Xia era la herramienta que se lo conseguía a su amo. Y mientras el amo estuviese contento ella sería feliz.
Incluso los hombres del gremio lo sabían, dudaba que hubiese alguno que ignorase su existencia. Una existencia que era codiciada por muchos de ellos. Y eso Xia lo sabía y eso hacía que Xia se creciera sabiéndose un objeto de deseo. Y aunque eso incrementaba la envidia hacia su amo por poseer a Xia, también aumentaba la admiración y el respeto de los hombres. O al menos de la mayoría.
No era el caso de aquél hombre del desierto que apareció cubierto de sangre reseca. Xia arrugó la nariz. La bestia del desierto demostraba ser un animal no solo por sus capacidades, también por no ser capaz de presentarse adecuadamente ante las mujeres que le servían en el Nido. Pero Xia creía que eso era simplemente una forma de mantener a raya a los rivales de la bestia del desierto. Xia había descubierto que era eso lo que hacían los hombres, su amo incluido. Era una forma de demostrar cual era el macho mas macho de todos y así impresionar a las mujeres. Incluso en el reino animal ocurría.
Y aún así Xia lo miraba fijamente, con curiosidad, pues se preguntaba si con aquel cuerpo cubierto de cicatrices el hombre-bestia tenía la necesidad de alardear de las muertes causadas. Y algo divertido paso por la mente de Xia que se levantó y se acercó a donde estaba el hombre-bestia.
"Debe estar tan cansado el hombre-bestia del desierto que incluso tomar un baño le resulta agotador" Xia no tenía tapujos en la lengua, nunca los había tenido. Tampoco con sus actos, dentro de su educación no entraban temas de recatamiento moral, como en el de las jovencitas, fuesen de la clase social que fuesen. Por lo que se tumbó boca arriba, completamente estirada, en los cojines que había a los pies de la bestia del desierto. "De esa forma solo consigue alejar incluso a las doncellas que restregarían los cansados músculos del guerrero... Todos ellos" Xia acompañó las palabras con una elocuente y descarada mirada.
Incluso los hombres del gremio lo sabían, dudaba que hubiese alguno que ignorase su existencia. Una existencia que era codiciada por muchos de ellos. Y eso Xia lo sabía y eso hacía que Xia se creciera sabiéndose un objeto de deseo. Y aunque eso incrementaba la envidia hacia su amo por poseer a Xia, también aumentaba la admiración y el respeto de los hombres. O al menos de la mayoría.
No era el caso de aquél hombre del desierto que apareció cubierto de sangre reseca. Xia arrugó la nariz. La bestia del desierto demostraba ser un animal no solo por sus capacidades, también por no ser capaz de presentarse adecuadamente ante las mujeres que le servían en el Nido. Pero Xia creía que eso era simplemente una forma de mantener a raya a los rivales de la bestia del desierto. Xia había descubierto que era eso lo que hacían los hombres, su amo incluido. Era una forma de demostrar cual era el macho mas macho de todos y así impresionar a las mujeres. Incluso en el reino animal ocurría.
Y aún así Xia lo miraba fijamente, con curiosidad, pues se preguntaba si con aquel cuerpo cubierto de cicatrices el hombre-bestia tenía la necesidad de alardear de las muertes causadas. Y algo divertido paso por la mente de Xia que se levantó y se acercó a donde estaba el hombre-bestia.
"Debe estar tan cansado el hombre-bestia del desierto que incluso tomar un baño le resulta agotador" Xia no tenía tapujos en la lengua, nunca los había tenido. Tampoco con sus actos, dentro de su educación no entraban temas de recatamiento moral, como en el de las jovencitas, fuesen de la clase social que fuesen. Por lo que se tumbó boca arriba, completamente estirada, en los cojines que había a los pies de la bestia del desierto. "De esa forma solo consigue alejar incluso a las doncellas que restregarían los cansados músculos del guerrero... Todos ellos" Xia acompañó las palabras con una elocuente y descarada mirada.
Xiang Xia- Gatto
- Cantidad de envíos : 19
Fecha de inscripción : 13/11/2010
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